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Por: Amenoffis Acosta

PRESIDENTE DEL CONSEJO Y CO-FUNDADOR

LUMISIS GROUP

“Hay quien dice que para ser un ser humano completo hay que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro. Si es cierto, para ser súper héroe además hay que fundar una empresa”

Si quitamos la religión, el tema más escrito por la humanidad es “Liderazgo”, algunos quizá piensan que es porque se vende mejor, la respuesta es no, las novelas se venden mucho mejor. ¿Entonces por qué? Simple, porque es cada día más retador, los modelos viejos caducan o simplemente ya no alcanzan y hay que desdoblar la responsabilidad y habilidades del líder en niveles nunca antes vistos.

Creo que para nadie es novedad que vivimos rodeados de un ambiente de incertidumbre, tan es así que hasta tiene nombre, decimos que vivimos en un “Mundo VUCA” (acrónimo en inglés de Volatility-Volatilidad, Uncertainty-Incer- tidumbre, Complexity-Complejidad, Chaos-Caos, Ambiguity-Ambigüedad); y en medio de estas condiciones el líder sigue y seguirá teniendo la responsabilidad de dar resultados, lo cual no es negociable.

Hay de líderes a líderes, unos la tienen más difícil que otros, cada uno con su circunstancia. Para mí, el más retado de todos: el Empresario, un líder que se cuece aparte y sus sacrificios o responsabilidades van mucho más allá que chambear y dar resultados, siempre tiene mucho más que hacer.

Quizá apreciable lector, piense que quiero reivindicar a los empresarios, defenderlos de algo o de alguien, la verdad es que no hace falta, en mi caso lo sé porque es lo que hago hace más de 20 años, por la naturaleza de mi trabajo convivo con cientos de ellos, y sé en carne propia de la complejidad y tamaño de la circunstancia.

Quizá, se piense que es un tema de pandemia, tampoco es el caso, para mí la pandemia solo vino a exacerbar algunos de los síntomas o retos, pero la mayoría ya estaban ahí, desde antes, en todas las latitudes. Y no importa el tamaño de la empresa, el giro o el volumen de ventas, el hígado, corazón y neuronas que hay que poner en juego hacen sin duda honor a la frase “hay que arriesgar el físico”, en realidad hay que arriesgarlo todo.

Pero qué tanto tiene que hacer un líder hoy día, les tengo una propuesta:

1.Hay que aprender a habitar la incertidumbre: autorregularse bajo presión, tolerando la volatilidad, desenvolviéndose en ambientes complejos, sin perder foco y lidiando con la ambigüedad con agilidad y flexibilidad. Un empresario que se arruga a la primera no sirve para este trabajo, y pensar que la incertidumbre es algo pasajero es sumamente ingenuo.

2. Hay que convertirse en un estratega: diseñando, co-creando y comunicando con claridad la visión del negocio, balanceando las tareas operativas y las estratégicas, gestionando en diferentes plazos, mientras está atento a lo que pasa en el mundo que le rodea. Un empresario no puede solo ir a trabajar operativamente, si no actualiza su negocio, esté muere, así de simple. Si bien hay que operar con intensidad, no nos podemos perder en la operación, hay que hacer “zoom out” cada tanto para ver toda la película y hacer intervenciones para mejorar el modelo de negocio y la propuesta de valor.

3. Sin duda hay que alcanzar resultados: eso es como respirar, si no hay resultados de lo demás ni hablamos, así que hay que perseguirlos afanosamente, ejecutar con sentido de urgencia, con impecabilidad, gestionando recursos, rindiendo cuentas, alcanzando objetivos, dando seguimiento. No se vale ser tibio y esperar a que nos vaya bien, hay que ir a buscar las oportunidades a la calle, remojarse y ser proactivos constantemente.

4.Es necesario convertirse en un Coach: adquirir habilidades para facilitar su desarrollo personal y el de sus colaboradores, establecer mecanismos para liberar el potencial de las personas, dar mentoría, acompañamiento. Tiene que trabajar hoy para construir la organización que necesitará mañana. Es indispensable voltear a ver a las personas y construir el mejor equipo posible. La competencia no es solo en el producto, también es por el talento.

5. Deberá ser un innovador sistémico: construyendo un ambiente propicio para la innovación que cuestione positivamente el status quo, estableciendo mecanismos para que esa innovación se geste, se construya, se modele; mientras evalúa todas las implicaciones sistémicas alrededor de las ideas y proyectos. La oferta no puede ser ni plana ni perpetua, requiere una remodelación constante y el empresario es el primer responsable de que eso suceda.

6. Es capaz de catalizar el cambio: proponiéndole, incentivándolo, manteniendo vigente la visión mientras ejecuta y emprende en territorio no explorado, gestionando su emocionalidad y la de sus colaboradores, construyendo y liderando una evolución constante que nunca termina.

7. Y además de todo es consciente: de sí mismo, reconociendo sus debilidades y fortalezas, de sus emociones, de la circunstancia, del momento, se exige estar presente, y por su puesto del bienestar propio y de todos los que le rodean. Un empresario es un pensador holístico que procura más allá de su bienestar, el bienestar de todas las personas que la organización toca.

Sé, que quizá usted piensa ¿y a qué hora hace todo esto? ¿A poco todo eso hace un empresario?, ¿imagino solo los más picudos? No podría decir qué porcentaje efectivamente atiende todos estos retos con potencia, pero sí sé categóricamente que todos los tenemos y los enfrentamos todos los días.

Los empresarios son “articuladores de lo posible” y de lo imposible también. Es uno de los deportes más extremos que existen y el repertorio de sacrificios es extenso.

Seguirán gestándose propuestas para descifrar un modelo de liderazgo que alcance, el que yo hoy le propongo es lo que me ha funcionado, a mí y a muchos otros.

Me ha tocado trabajar con muchos empresarios, acompañarlos, sugerirles algo, en ocasiones hacerles alguna pregunta para generar reflexión… pero sobre todo me ha tocado aprender de ellos, cada situación es una clase de maestría, que supone contextos cambiantes en ambientes a veces sumamente hostiles.

Si revisamos con atención los 7 puntos de mi propuesta empezaremos a dimensionar el tamaño del reto y del sacrificio, la evolución constante a la que se debe someter el líder para irse perfeccionando con el tiempo, de manera acelerada, sin descanso.

Al tiempo, creo que todos esos sacrificios dejan de serlo cuando se ve de cerca la verdadera recompensa: la construcción y perfeccionamiento de un ser vivo, la empresa, que sostiene a múltiples familias, que genera y distribuye riqueza, que le agrega valor al mundo y que en ocasiones hasta se convierte en un legado.

Hay quien dice que para ser un ser humano completo hay que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro. Si eso es cierto, para ser superhéroe además hay que fundar una empresa.


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