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Por: Ricardo Parés Arce

Socio Fundador y Desarrollo de nuevo negocios

NDS COGNITIVE LABS

“Aprendamos de los errores del pasado y démosle la oportunidad a al planeta de seguirnos dando vida, encontremos alternativas sustentables de vivir sin generar desequilibrio.”

No hay nada más importante que las raíces, aunque muchas veces pensemos que no son algo tan relevante en nuestras vidas, y que no necesariamente determinan nuestra manera de ser, actuar o reaccionar a los estímulos de la vida.

Según mi manera de ver al mundo, en todo momento tenemos que estar conscientes y entender nuestras raíces para poder construir sobre de ellas y conocernos a nosotros mismos.

A manera de analogía y de lo poco que recuerdo de biología me permito hacer una comparación de nuestras raíces con las de las plantas, y es que no es ocurrencia, sino más bien de ahí viene el significado.

En los humanos como en las plantas, las raíces son de difícil acceso debido a que se encuentran bajo tierra, o bien en el pasado. Aunque a veces no queramos revisar nuestra historia es muy importante entenderla, ya que si logramos ser consientes de ella podremos aprovechar todos los nutrientes que absorbimos durante nuestra infancia, probablemente tuvimos plagas y cosas que hicieron que fuera complicado crecer, pero probablemente eso nos enseñó a resistir y volvernos más fuertes.

La raíz es un elemento de enorme importancia, ya que se encarga de suministrar a las plantas los distintos elementos que luego servirán para la fotosíntesis y la generación de energía. En nosotros los humanos nos va a enseñar acerca de la resiliencia, la oportunidad, el fracaso y sobre todo acerca de nuestra historia personal y la de nuestra familia.

La familia se vuelve vital en el componente de las raíces, ya que de la misma manera que en las plantas sirve como una manera de afianzar la planta ante potenciales circunstancias ambientales que pudiesen afectarla, como los vientos o inundaciones. También tiene una utilidad a la hora de fijar los suelos, haciendo que los mismos sean menos afectados por la erosión del viento. Nuestros amigos y familia forman parte fundamental en nuestra historia y por lo tanto de nuestras raíces, y estos de igual manera sirven como una red de apoyo y sobre todo como un paracaídas que nos aminora cualquier eventualidad.

Por último siguiendo con esa analogía de las plantas, la tierra que cubre las raíces y las llena de nutrientes sería el equivalente a nuestro país, la tierra donde nacimos y que nos vio crecer, la misma que fue testigo de nuestra historia y la caracterizo vistiéndola de sabores, climas, tradiciones y cultura.

Mis Raíces

El aprender de mis raíces sin duda ha sido fundamental para conocerme como persona y para poder comprender también la historia detrás de la gente que más quiero, que han sido parte fundamental de mi vida, y esto ha sido trascendental porque me ha permitido dejar de juzgar y más bien enriquecerme de todas las experiencias que he acumulado.

Me considero muy afortunado, ya que nací en una familia llena de amor. Soy el segundo hijo de dos profesionistas independientes, mi padre Odontopediatra y catedrático de la UNAM y mi madre ortodoncista. Crecí en un entorno lleno de cariño y lejos de cualquier pretensión, un mundo en donde lo único que importaba era el amor a la familia y sobre todo el respeto al trabajo.

Mis padres tuvieron historias muy complicadas de jóvenes y tuvieron que hacerse responsables desde muy pequeños, a los dos los admiro profundamente porque siempre han tenido una madurez abrumadora y han permanecido enfocados en lo “importante pero difícil”.

Una de las cosas más admirables para mí es que por mucho tiempo, supieron retrasar la gratificación a cambio de un futuro mejor para nosotros. Me enseñaron el valor del esfuerzo, la disciplina, la honestidad, la constancia, la valentía y sobre todo de la tolerancia a la frustración.

Nos forjaron con mucho cariño, pero con muchas expectativas y exigencias, mismas que siempre fueron claras. Nos hicieron aprender a valorar el esfuerzo que realizaban todos los días para que supiéramos capitalizar esta nueva realidad que ellos formaron a través de su trabajo y dedicación.

La mejor parte de nuestra educación y formación fue a través del deporte. Mi papá constantemente decía que el deporte forma carácter, nos enseña a trabajar en equipo, a tolerar la frustración, humildad, pero sobre todo que el trabajo duro tiene sus recompensas. Puede ser que tarden en darse, pero sin duda llegarán. También siempre comentaba que el talento sin disciplina y constancia se llama desperdicio.

Mi madre padece de una enfermedad inmunológica degenerativa y desde que tiene 30 años ha tenido que aprender a lidiar con ella. Les cuento esto porque mi madre es la persona que más ha marcado mi vida, al nunca haber dejado que su enfermedad le impidiera ir a trabajar o limitarnos a ella o a nosotros en ninguna actividad cuando crecíamos. Siempre ha tenido una actitud positiva ante la vida y lograba hacernos conscientes de lo bueno que nos rodeaba. No estar pensando en cosas que no teníamos, sino en apreciar todo lo que si teníamos.

Toda mi historia y mis raíces me formaron y me llenaron de las herramientas con las que cuento hoy día, soy consciente de ellas y procuro ser fiel a lo bueno y malo que tienen, porque solo conociéndolas a conciencia puedo comprender la manera que tengo de actuar y me ayuda a tomar decisiones en momentos complicados.

Es importante conocer nuestras fortalezas pero también nuestras debilidades y los puntos ciegos. Donde nuestras raíces nos dan una ventaja y donde nos limitan o nos hacen ignorar o no tomar en cuenta ciertas cosas. Y entonces como puedo trabajar o hacer equipo con alguien y sustentarnos de forma más fuerte en cimientos compartidos.

Invito a todos a que hagan un ejercicio de conciencia y aunque a algunos no les guste toparse con historia y por lo tanto con sus raíces, sepan que tienen repercusiones muy claras y serias en sus vidas y en el conocer sus raíces estarán muchas de las respuestas que están buscando. Para poder seguir creciendo tenemos que saber sobre qué cimientos tenemos que construir.

Raíces como ventaja competitiva

Todos los que nacimos mexicanos podemos considerarnos muy afortunados, nacimos en un país lleno de identidad, cultura, ocurrencia, creatividad, biodiversidad, talento y sobre todo lleno de un valor fundamental… El amor a la familia. México se distingue del resto del mundo, por el optimismo de la gente, su gastronomía, sus playas hermosas y también por su ubicación geográfica privilegiada. Líder de América Latina y parte del bloque Norteamericano.

Esta parte también forma parte de nuestras raíces, y son las mismas que tenemos que saber apreciar para poder generar empresas de valor, productos de valor.

México posee 126 Institutos Tecnológicos a lo largo y ancho del país, somos el tercer país que mayor número de autos produce, tenemos un Hub Aeroespacial y de alta tecnología muy importante en el mundo.

Contamos con una capacidad productiva enorme y tenemos uno de los acervos más grandes de ingenieros del mundo. Como dato cultural somos el octavo país que gradúa mayor número de ingenieros al año y somos vecinos del consumidor número uno del planeta.

México ocupa una posición privilegiada al tener la oportunidad de ser punta de lanza para Latinoamérica por compartir el idioma y mucha historia.

México cuenta con 12 Tratados de Libre Comercio firmados con 46 países, 32  Acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones con 33  países, 9 Acuerdos de Alcance Limitado en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y es miembro del Tratado de Asociación Transpacífico. Somos de los países con mayor número de acuerdos comerciales y tenemos la capacidad, infraestructura y sobre todo las condiciones para que en un mundo digital podamos triunfar.

Sintámonos orgullosos de ser mexicanos, de nuestras raíces y aprendamos a conocer mejor nuestra historia, para poder comprender mejor nuestra realidad y podamos construir sobre de ella un mejor futuro.

Raíces sustentables

Y todo esto me lleva a: ¿Qué raíces estamos dejando para el futuro? ¿Para nuestros hijos? ¿Cuál es nuestro legado?

Estamos llegando a un momento crítico en el planeta en donde nos encontramos en un impasse. Y si no encontramos soluciones pronto para revertir el daño que las generaciones pasadas y actuales seguimos creando vamos a terminar extinguiéndonos.

Hoy como padres nos toca un reto muy difícil, que es aprender de los errores del presente y del pasado y generar mayor conciencia ecológica en los niños a través de la educación y la acción. Hoy nos toca involucrarnos en revertir el daño climático y sobre todo generar interés en solucionar esta problemática. Tenemos que encontrar la manera de reconectarnos con la tierra y aprender de ella para poder vivir en equilibrio y armonía con ella.

Hoy nos toca utilizar la tecnología para encontrar soluciones viables que generen economías que permitan ser relevantes al mismo tiempo que ejecutables. Solo entendiendo que los humanos tenemos al menos 200 mil años en la tierra y pensar que en tan solo cien años hemos perdido el 70% del agua dulce del planeta, nos obliga a replantear y buscar alternativas viables.

Aprendamos de los errores del pasado y démosle la oportunidad a al planeta de seguirnos dando vida, encontremos alternativas sustentables de vivir sin generar desequilibrio. Busquemos que el mundo de lo sustentable se lleve bien con el financiero y encontremos soluciones, que a través de la sustentabilidad y el cuidado el medio ambiente se generen economías que permitan generar cambios relevantes en la manera de vivir las ciudades, las personas y que nos den la calidad de vida a la que todos aspiramos.

Volvamos a las raíces y retomemos el valor de lo esencial, regresemos un paso y dediquemos tiempo a entender los problemas del sector primario, en especial el de la cría intensiva y el agroindustrial. Busquemos alternativas que nos lleven a la sustentabilidad y a la vida conectadas con nuestro planeta tierra, utilicemos la tecnología para este fin y no solo para desensibilizarnos y deshumanizarnos.

Reencontremos el camino y empecemos por redescubrir y cuidar las raíces comunes que tenemos como humanidad y con todas las especies vivas y los recursos del planeta. Nadie más lo va a hacer por nosotros y tenemos el reloj en contra.


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