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Por: Armando Ascencio Pérez

DIRECTOR GENERAL CORPORATIVO

GRUPO FRISA

Agradecido por la invitación a colaborar en esta edición 2020 del libro, justamente en un año que, sin duda, será especial debido a la crisis sanitaria que se ha vivido y se continuará viviendo durante lo que resta del año y tal vez más, el haber logrado conseguir la participación de todos quienes han aportado su colaboración y llegar hasta la publicación del libro es una clara muestra de “cómo sí”, pese a la adversidad, se pueden hacer las cosas. Gracias Gustav por la invitación, por buscar el “cómo sí” y por lograrlo. ¡Felicidades!

Me gustaría comenzar recordando a mi abuelo, el Ing. Armando Pérez Aguilera, hombre bueno y sabio que solía decirnos a modo de broma, pero impulsándonos a seguir adelante sin desanimarnos que, “Si tras de la que ando mato, tres me faltan para llegar a cuatro”. Con este dicho lo que trató de enseñarnos es qué, de nosotros y de nadie más, depende la actitud con la que enfrentemos la vida y que no importa qué tan lejos se vea el objetivo pretendido, siempre hay que comenzar por lo primero, pero sin perder de vista lo último y así, cuándo nos enfrentábamos a alguna dificultad, se acercaba con nosotros y nos preguntaba, “¿cuántas te faltan para llegar a cuatro?” ¡Ah, cómo lo extraño!

¿Por qué menciono a mi abuelo al inicio de mi colaboración?, es muy simple y a la vez, profundo. Él fue un modelo a seguir para mí, ya que sus enseñanzas ayudaron a mi formación y sin duda, me marcaron para siempre y son, en buena medida, a las que debo la tenacidad con la que siempre he tratado de luchar por aquello que quiero en mi vida, ya que sus enseñanzas me ayudaron a ver cómo sí podía generarme un ingreso a los 14 años vendiendo tarjetas navideñas de casa en casa; cómo sí podía iniciar un negocio de renta de luz y sonido a los 16 años; cómo sí podía estudiar la carrera de Leyes; cómo sí podía trabajar en uno de los despachos más importantes de Propiedad Intelectual en América Latina y el mundo; cómo sí podía adaptarme y arriesgarme a un cambio de trabajo y pasar a un giro del que no sabía absolutamente nada, una Notaría y cómo sí, de ahí, pasar a mi tan querida FRISA, empresa a la que he dedicado los últimos 27 años de mi vida y en la que, en innumerables ocasiones, he tenido que conectarme en el modo de “cómo sí” se pueden hacer las cosas, tanto a nivel personal, como empresarial.

La verdad es que siempre suena fácil y con mucha frecuencia escuchamos el que tenemos que ponernos creativos, que debemos reinventarnos, que tenemos que pensar en soluciones, en resumen, avanzar en los diferentes aspectos de nuestra vida, pero es mucho más complejo de lo que se cree ya que, como individuos, estamos siempre llenos de una carga emocional que influye en nuestro estado de ánimo y en las acciones que llevamos a cabo y no siempre es fácil ponerse en el modo de “cómo sí”.

Me gustaría decir que, el “cómo sí” es algo que debe ser parte de nuestro sello de identidad, que nos distinga de los demás; es algo que, afortunadamente, podemos elegir y es estar constantemente retándonos a buscar tantas opciones como se nos ocurran para hacer que las cosas pasen, es decir, nunca bajar los brazos y aceptar un “no se puede” como respuesta. Es claro que habrá muchas circunstancias en nuestra vida que nos limiten y que, por más que intentemos, no esté en nuestras manos hacer o cambiar, pero aún en esas circunstancias, debemos concentrarnos en “cómo sí” podemos, de la adversidad, obtener algo positivo que nos siga moviendo hacia adelante. El “cómo sí” no significa que siempre vamos a conseguir hacer lo que pretendemos, significa que, sin importar el resultado, obtengamos algo positivo que nos ayude a crecer como personas y avanzar en el campo en que nos estemos desempeñando, sea personal o laboral. El modo de “cómo sí” es una actitud, derivada de una decisión y al ser una decisión, sólo tú y nadie más que tú puede tomarla; te invito a que lo hagas.

El “cómo sí” implica, sin duda alguna, negociar, primero que con nadie, con uno mismo para entrar en ese modo de “cómo sí” y después, con todos aquellos que influyen en que se pueda lograr el resultado esperado; esa negociación se debe hacer siempre procurando entender los intereses de todas las partes involucradas para que el “cómo sí” sea, en alguna mayor o menor medida, útil para ti y para todos con quienes has tenido que construir ese tan ansiado sí. En la vida no se debe crecer a costa de aplastar a otros, el crecimiento se debe dar en todos los ámbitos del individuo, personal, familiar, social y laboral; en todos y cada uno de estos ámbitos entra en juego el “cómo sí” y de cada uno dependerá la forma en que ha de conducirse; unos preferirán el camino corto, que es el pasar por encima de quienes se interpongan en su camino, buscando digamos una línea recta hacia su objetivo para conseguirlo en el menor tiempo posible y sin mirar atrás, mientras que otros procurarán llegar al destino con un poco más de dificultades y vueltas, pero aprendiendo en el trayecto a no pasar por encima de nadie y tal vez, en el mejor de los casos, encontrar compañeros que anden junto con ellos una parte del camino y quienes más suerte tengan y empeño pongan en ello, encuentren a quien sea su compañero o compañera de todo el viaje, compartiendo un destino común que es disfrutar la vida el tiempo que tengamos, pero siempre respetando la individualidad de esos compañeros que se logren conseguir durante el recorrido.

Por último, haciéndoles un pequeño reconocimiento por lo que han tenido que vivir este 2020 y sabiendo que el título de esta compilación justamente está hecha con colaboración de muchos de ellos, me gustaría referirme a uno de los mejores ejemplos del “cómo sí”: Los Empresarios, ese difícil papel que sólo algunos están preparados y hechos para desempeñar; un empresario entendido como aquél individuo que inicia un proyecto y asume la responsabilidad total de darle vida, acercar el personal con el que lo hará crecer y lo ha de mantener “vivo” para que trascienda y desarrollarlo de forma tal que una nueva generación continúe con la empresa.

Un empresario es alguien que, en su cabeza y corazón, tiene un sueño, está dispuesto a perderlo todo por lograrlo y siempre, siempre debe estar en el modo de “cómo sí” pues es precisamente ese “cómo sí” el que lo impulsa para que nada detenga la realización de ese sueño, de esa empresa y sin importar que muchas veces los colaboradores pierdan la esperanza ante situaciones difíciles como la que nos ha tocado vivir en este 2020, el empresario estará en el modo de “cómo sí” y hará todo, todo lo que esté a su alcance para mantener las fuentes de trabajo que ha creado y que son la sangre que corre por las venas de su empresa pues ellos, sus colaboradores, son los que han materializado el sueño de empresa que imaginó, formó y querrá sin duda conservar así que, sirva esto como fin de mi colaboración para aquellos que formamos parte de una empresa para pedirles, por favor, que así como el empresario, compartas su sueño, entrégate a tus responsabilidades en el modo de “cómo sí”, conviértete en ese compañero de viaje que he mencionado líneas arriba pues, seguramente, el empresario valorará esa entrega y dedicación que pongas en el empeño de su empresa que, sin duda, en alguna forma también es tu empresa. Y tú, ya te preguntaste hoy ¿Cómo sí?…


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