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Por: Simón Cohen

CEO

HENCO

“Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que tenemos solamente una.”

El 6 de mayo de 2006, en Hong Kong, en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad, mi corazón falló y mi vida cambió. Lo siguiente que recuerdo es ir en una ambulancia con mi esposa, a mi lado.

Tenía 32 años, y por primera vez sentía que el futuro estaba por completo fuera de mi control. Después de tanto tiempo de trabajo arduo y constante, de buscar por todos lados y a toda hora la forma de hacerme millonario, no solo estaba frente a la posibilidad de perderlo todo, sino que lo perdería lejos de lo que era en verdad importante.

Ahí entendí una de las frases que más me gustan:

“Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que tenemos solamente una.”

Entonces comenzó una de las revoluciones más importantes de mi vida como persona y como empresario: tuve que aprender a delegar, entender que no todo podía –ni debía– depender de mí, y comencé a tratar mi enfermedad de raíz. Me acerqué a la meditación e intenté regresar al deporte de manera pausada, probé varias técnicas para dormir mejor y aprendí a comer correctamente, de forma muy sana. Entendí que estas actividades son básicas para tener una buena vida.

También hice las paces con mi familia: para recuperar a los míos tuve que aprender, tuvimos que aprender todos. Decidí dedicar mi energía a construir, no a destruir ni a pelear. La vida nos da una cantidad limitada de energía cada mañana, y nosotros tenemos el derecho de escoger cómo y dónde la acomodamos. En pelear y ser destructivos, o en conciliar y ser creativos. Es nuestra elección.

Los aprendizajes personales de esta experiencia me hicieron reflexionar sobre qué quería de mi vida. Quería conectarme con la naturaleza y desconectarme de la tecnología y del trabajo, me urgía tiempo de calidad con mis hijas y con mi esposa, quedarme quieto por un momento sin preocupaciones. Era necesario un despertar del espíritu y comenzar a vivir de nuevo.

Estábamos a la orilla del mar acostados en la arena viendo las estrellas. Era el cielo más hermoso que había visto, con miles de estrellas. Mis hijas se recostaron sobre mi abdomen, y yo en las piernas de mi esposa. Y ahí, con el tesoro más grande que un ser humano pueda imaginar, sentí al fin una paz enorme.

En ese momento era el hombre más feliz y afortunado del mundo, comencé a llorar y dejé ir, por fin, el miedo a morirme que me acompañaba desde niño y que se había acentuado con la terrible experiencia en Hong Kong.

Soy quien soy, por mi familia. Mi padre siempre encontraba la forma de ser diferente, de dar más; mientras crecíamos buscó que nosotros hiciéramos lo mismo. Si algo hubo en casa fue comunicación, me enseñaron respeto y jerarquías. Aprender a expresar y defender mi punto de vista fue algo tan importante como hacerlo sin ofender a nadie.

Mi madre, mi mujer guerrera, ha tenido que abrirse brecha a lo largo de su vida.

Además de ser una mamá sumamente presente, se encargó de nutrir nuestra fuerza interior. En mi caso, tan enfermizo de pequeño, tan temeroso de muchas cosas, me decía: “Tú puedes, no te dejes intimidar” y “demuestra tu educación, no eres menos que nadie”. Es una excelente motivadora y, hasta el día de hoy, nos insiste que seamos disciplinados y que vayamos por el camino correcto.

Mi esposa es brillante en todos los sentidos; la admiro profundamente. Desde que apareció en mi horizonte me ha ayudado a poner los pies en la tierra, a ser mejor persona. Mis padres me enseñaron a portarme a la altura y me despertaron la ambición, en el mejor de los sentidos. Ella vino a aterrizarme. Esa combinación de ambición y humildad es lo que me hizo soñar con ser un humano muy humano.

High performance, happy people

Desde que nació Henco nos esforzamos en que ofreciera a sus empleados la experiencia de pertenecer a una gran familia y eso solo lo lograríamos compartiendo el éxito y los retos, desarrollando relaciones humanas, construyendo bienestar y preocupándonos de una manera honesta por la gente.

En Henco intentamos entender el porqué de lo que hacemos, que los productos que movemos tengan un sentido, un motivo y una razón de ser. Eso cambia la perspectiva de las cosas y le da un significado al trabajo cotidiano.

Desde el principio, supe que las relaciones personales y el trato positivo a mis compañeros debían ser parte fundamental de la ventaja competitiva de Henco. Tener colaboradores felices es tener clientes satisfechos y, por consecuencia, resultados positivos.

Así nació la cultura de Henco: High Performance Happy People, un círculo virtuoso que se construye sobre tres pilares: Wellness (dormir bien, comer sano y hacer ejercicio), Mindfulness (meditación, conexión espiritual, agradecimiento) y Happiness (disfrutar la vida, la familia, los amigos, dar, inspirar). Con esto, y trabajando cada día sobre la base del respeto y la confianza, estás dando el primer paso para la felicidad y el éxito. Como consecuencia y en balance serás una persona de alto rendimiento.

En mi experiencia, hay seis conceptos básicos que ayudan a encontrar el tesoro de la vida:

  • El agradecimiento es el sentimiento más puro que un ser humano puede tener. Si no eres agradecido, los problemas se te van a presentar por montones; si lo eres, tendrás siempre las soluciones al alcance de tu mano.
  • La confianza no es algo que se entregue a medias. Es o no es. Ganarse la confianza de los demás no es tarea fácil y se requiere enfoque para lograrlo. Fallar o acertar en esto puede ser un parteaguas en tu carrera profesional.
  • El respeto es el derecho que tienen los demás a pensar diferente que tú. En Henco nos encanta escuchar, la voz de cualquier persona vale lo mismo y le damos el valor que merece.
  • La integridad es hacer lo correcto aun cuando nadie te está observando. Es así de difícil y así de fácil. Lo correcto es correcto aunque nadie lo haga, y lo que está mal, aunque todos lo hagan, está mal.
  • La humildad es una de las características más importantes de un buen líder. Soñar en grande con los pies firmes en la tierra: que tu ejemplo como líder inspira a los demás a ser humildes, con metas altas y aspiraciones.
  • Hay una cosa que es tuya, solo tuya, y nada más que tuya: la actitud. La actitud que tomemos ante los obstáculos de la vida, éxitos o fracasos, depende de nosotros mismos, ¡veamos siempre el vaso medio lleno!

A veces creemos que ser el mejor significa ser el más rico o el más famoso; para mí, ser el mejor es hacer que lo haces con pasión y todas tus ganas, siempre abierto a descubrir más, a equivocarte y aprender de ello.

Al final de nuestros días, lo único que debemos analizar para saber si tuvimos una vida plena, es el número de personas a las que inspiramos y ayudamos en el camino.


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