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Por: Sandra Lucía Ramírez Atehortua
GERENTE GENERAL DE MÉXICO Y COLOMBIA
BRISTOL MYERS SQUIBB

El concepto “diversidad” es un tema que me ha interesado desde mi niñez. Cuando yo era pequeña, el tema de diversidad e inclusión no era parte de nuestra conversación diaria, ni en Colombia ni en otros países latinoamericanos; sin embargo; recuerdo que desde chica he sido una promotora de la diversidad e inclusión, lo que yo podía aportar en ese momento era luchar por la igualdad de condiciones entre mis hermanos, ¡me sentía toda una revolucionaria!

Históricamente la humanidad y el mundo entero se ha erigido desde las diferencias hacia la mujer. Basta recordar que fue hasta 1848 con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls en Estados Unidos y que culminó cien años después, en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en donde al fin se reconoce el voto femenino como derecho humano universal. Muchos años para que la humanidad reconociera nuestra valiosa participación.

Ante aquellos destellos de libertad y conforme fui creciendo, continuar con mi lucha por la diversidad ante la sociedad fue un poco más difícil estudiando en un colegio solamente de mujeres; sin embargo, ya en la universidad las cosas fueron diferentes. No es que me auto-proclamara feminista, ni que armara revueltas o pintas. Cuando había foros, aprovechaba la oportunidad e insistía constantemente en la necesidad de contar con las mismas oportunidades entre mujeres y hombres.

En México, en pleno siglo XXI aún tenemos el gran reto de impulsar de forma exitosa el respeto a la diversidad e inclusión en todos los ámbitos. Sin lugar a duda, esta labor titánica comienza en casa y a veces el problema somos nosotras mismas las que nos ponemos límites por temor a la familia, porque nos sentimos señaladas. En mi vida profesional me he dado cuenta de que tomar en serio estos conceptos y aplicarlos a la vida diaria no solo beneficia a las minorías, es un beneficio en todos los sentidos. Un espacio para trabajar diverso significa colaboradores felices, dificultades enfrentadas desde distintas perspectivas, múltiples caminos para la innovación, nuevas visiones sobre las oportunidades y retos que se presentan; en pocas palabras, un gran lugar para considerar “tu segundo hogar”.

Hoy, después de 27 años en la Industria Farmacéutica, puedo decir que me siento profundamente orgullosa de lo que hemos construido en cuanto a diversidad e inclusión. Particularmente porque ser mujer Gerente General ha sido y es un gran desafío, pero cada día más seguimos encontrando más mujeres en posiciones de liderazgo en la Industria. Y hoy más que nunca, independiente del género, raza, interés político, preferencias sexuales, estoy convencida de que rodearte de las personas correctas es clave para recorrer este camino y lo más importante para alcanzar el éxito.

Hace más de dos décadas que ingresé a la compañía, entonces el tema aún no sonaba tan fuerte y, aun así, internamente con los colaboradores y con mis equipos de trabajo nunca me sentí diferente o minimizada por ser mujer y tampoco vi discriminación a las minorías. Desde hace 10 años, empezamos a buscar la manera de institucionalizar esta búsqueda de igualdad y desde hace 5 años la promoción ha sido más fuerte para empoderar a las mujeres en aras de democratizar las oportunidades de crecimiento por medio de iniciativas como BNOW Network of Women, que busca promover más posiciones de liderazgo y asegurar que tanto hombres como mujeres tengamos la misma oportunidad de ser promovidos, reclutados y desarrollados a nivel global.

Este año arrancamos estaremos implementado dos iniciativas más en México, LGBTA, para que las personas con diferentes preferencias sexuales se atrevan a ser ellos mismos y DAWN, para personas con capacidades diferentes. A nivel global hay otras iniciativas para distintas minorías y poco a poco vamos aprendiendo de lo que hacen en distintos lugares del mundo para replicar en México las que más se adecuen a nosotros. Es un camino largo, pero confío en que mientras sigamos en la misma línea, vamos a llegar muy, muy lejos.

Sin duda, considero que lo que hacemos en nuestra Compañía es un gran ejemplo para replicar en otras empresas de México y Latinoamérica. Necesitamos más esfuerzos, no solo de la industria, también del gobierno, de la academia y de la sociedad civil… de cada uno de nosotros. Necesitamos un compromiso real para hacer cambios allá afuera, ser muy firmes para no permitir que haya irrespeto por la mujer, por diferencias sexuales o religiosas, para no permitir abusos ante diferencias de cualquier tipo. Necesitamos dejar de salir a las calles con miedo.

Estoy consciente de que tal vez yo no puedo cambiar al mundo, pero sí puedo dejar mi granito de arena haciendo las cosas distintas y logrando que mis hijos, mi esposo, mi círculo de amigos lo replique.

Atrevámonos a hacer las cosas distintas, a hacerlas bien con integridad y transparencia. Atrevámonos a desarrollar empresas más incluyentes y, por ende, más exitosas. Asegurémonos de que, en nuestras compañías todos sin diferencias se sientan seguros y respetados.

Aseguramos de actuar con integridad en todo lo que hacemos y como lo comparto continuamente con mis colegas, asegúrate de llegar a casa después de un largo día de trabajo y mirar a tus hijos a los ojos con el convencimiento de que has hecho las cosas correctas. Parte de hacer las cosas correctas es promover espacios de diversidad e inclusión en nuestra vida profesional y personal.


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