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Por: Miguel Mier

COO

CINÉPOLIS

“El cine es un arte de más de un siglo de historia que ha resistido a la pandemia de la influenza española, a dos guerras mundiales, a la llegada del radio, la TV y muchas tecnologías más. Sobrevivirá la pandemia por COVID-19 y regresará con más fuerza”

Muchos han predicho la desaparición del cine como industria y como forma de arte. Sobre todo a raíz del advenimiento de nuevas tecnologías en la década de los 40 ́s con la TV, de los 80 ́s con el Beta / VHS o en los 90 ́s con el CD/ Blue Ray, Blockbuster, TV de paga, etc. Al día de hoy, con todos los cambios que hemos vivido parece que hay muchos que creen que esto puede llegar a pasar, ya que una de las industrias más severamente afectadas por la pandemia del COVID-19 es la industria de exhibición cinematográfica. Más aún, ya antes de la pandemia veíamos cambios tectónicos en la cancha competitiva del sector de entretenimiento: jugadores no tradicionales como Amazon o Apple invirtiendo enormes cantidades de dinero en producción de contenidos dirigidos a canales no tradicionales, nuevos patrones de consumo emergiendo a través de dispositivos móviles, tecnologías emergentes como la realidad virtual irrumpiendo en la industria y modelos de “gaming” gratuitos disponibles, son solo algunos ejemplos de lo que se estaba gestando. Todo esto compitiendo directamente por la atención de los consumidores. El CEO de Microsoft Satya Nadella alguna vez dijo: “El recurso más escaso del futuro será la atención humana”, lo que es sin duda hoy más cierto que nunca con toda la cantidad de oferta de entretenimiento que está disponible compitiendo con la industria de exhibición.

Y luego llegó la pandemia… acentuando aún más la crisis del sector de exhibición, impactando en un -71% los ingresos, pasando de 42.5 billones de dólares (2019) a solo 12.5 billones para el 2020 a nivel global. Particularmente en México se tenían programados 31 títulos relevantes para estrenar durante el 2020 de los cuales solamente se exhibieron 10. A raíz de los cierres de las salas cinematográficas se impactó en un -81% de la taquilla nacional. Lo cual abre una serie de incógnitas no solo para México, sino a nivel global: ¿Qué tipo de contenidos van a prevalecer?, ¿Qué plataformas continuarán usando los consumidores?, ¿Cuál será la tecnología que cambiará la industria?, ¿Cuál será el rol de los estudios / productoras en el ecosistema?, y la pregunta más acuciante: ¿Cuál será el riesgo, impacto y duración de la recesión?

Por otro lado, sin duda, los grandes ganadores en esta coyuntura son las plataformas de streaming. Con un crecimiento de dos dígitos para las cuatro principales plataformas durante la pandemia (de enero del 2020 a enero del 2021): Netflix con un 33% de crecimiento y 203 millones de suscriptores, Amazon Prime con un 20% de crecimiento y 150 millones de subscriptores, Hulu con un 14% de crecimiento y 87 millones de suscriptores y finalmente Disney+ con un 15% de crecimiento y 95 millones de suscriptores. Para este último hay que sumar sus plataformas de Hulu y ESPN que agregarían 40 y 12 millones de suscriptores respectivamente dando un total de 147 millones; además del lanzamiento de la plataforma de HBO Max, Paramount+ o Apple+. Todo lo anterior parece apuntar a que el mercado del futuro está en las plataformas digitales, más aún con la estrategia que han adoptado varias de ellas de “day and date”, es decir el lanzamiento de los estrenos de forma simultánea en la ventana de “theatrical”, es decir cines y la propia plataforma como fueron los casos de “Soul” o “Mulan” de Disney, parecen ahondar en la crisis de la industria, ya que los consumidores plausiblemente estarían más dispuestos a ver estos contenidos en sus casas en lugar de asistir al cine.

Pero ¿realmente es el fin de la industria?, o simplemente ¿es otra coyuntura a la que se tendrán que adaptar los exhibidores como sucedió en el pasado? La respuesta está en la naturaleza misma del ser humano pues las dos habilidades que nos han permitido evolucionar y adaptarnos como especie son: 1) el pensamiento abstracto, es decir la capacidad de poder razonar en función de objetivos, principios e ideas que no están físicamente presentes; y 2) la capacidad de comunicación que nos permite transmitir ideas complejas de forma sofisticada. Conforme cambian las circunstancias la comunicación se ajusta en función de adaptarnos a las nuevas necesidades que van emergiendo. Jason Silva (filósofo Venezuelo-Estadounidense) lo resume muy bien en su cita: “Las ideas son poderosas porque nos permiten ver el mundo como podría ser más allá de cómo realmente es”.

El pensamiento abstracto es el motor que nos prepara para imaginarnos el futuro, pero ese futuro sería imposible de lograr si no fuéramos capaces de cooperar, la capacidad de comunicarnos es la habilidad que abre la puerta a la cooperación y a la empatía, y la empatía crea sentido de comunidad; de tal manera que a través de la cooperación y la empatía hemos creado la civilización en la que vivimos siendo el pegamento que une todas las piezas el “storytelling”.

En el mundo primitivo, el lugar en el que las historias eran contadas y compartidas era en el fuego, en la noche, en la oscuridad, donde a la luz de la fogata la comunidad compartía las historias de generación en generación. De esa manera se crearon leyendas que evolucionaron con el tiempo en poesía, en teatro … y todo esto cambió cuando en 1895 cuando los hermanos Lumiere perfeccionaron el Kinescopio inventado por Thomas Alba Edison e inventaron el cinematógrafo.

Esta invención cambió totalmente la forma en la que las historias son contadas, pues permitió el poder compartir eventos reales, pero también evolucionó en algo más complejo: la ficción, la posibilidad de poder crear, ver y escuchar mundos imaginarios que no existen en la realidad. Y desde el día en que nació esta forma de arte captó los ojos y los corazones de las audiencias en todo el mundo, como dice Jason Silva: “El Cine es la única tecnología que nos permite compartir nuestra propia subjetividad con alguien más”.

Hay algo hipnótico y mágico en el estar en una sala oscura llena de otras personas compartiendo la misma historia a través de la luz brillante de un proyector. Es como volver al fuego en los primeros días de la civilización. Hay una fascinación profundamente arraigada en nuestro DNA. Como lo dice Collin McGinn en su libro “The Power of Movies”: “La pantalla es la arena en donde nuestra naturaleza espiritual se expande, como el agua cristalina que transparenta nuestra conciencia”.

Volviendo a nuestra pregunta de si realmente es el fin de la industria podemos asegurar categóricamente que no, pues el cine es esa experiencia única de salida que es un momento deliberado para escapar de la rutina. Tiene como objetivo restaurar el balance perdido en la rutina diaria, es una experiencia social que nos permite compartir historias, crear sentido de comunidad y profundizar en una experiencia emocional que nos transforma y nos reedita. Durante dos horas dejamos la pesada carga de ser nosotros mismos y encarnamos uno de los protagonistas, vivimos en un mundo de fantasía que es lo más cercano a soñar y tiene un efecto de reconstitución que ninguna otra forma de entretenimiento logra pues es una experiencia inmersiva que ni la televisión ni el streaming pueden ofrecer.

En Cinépolis estamos totalmente comprometidos con esta experiencia, pues está en nuestro ADN desde que en la década de los 40 ́s nuestro fundador el Lic. Enrique Ramírez Miguel formó esta gran empresa con un espíritu de servicio y el compromiso de ofrecer la mejor experiencia de entretenimiento. Estamos comprometidos con ser “contadores de historias”, creando experiencias únicas que le permitan a nuestra audiencia perderse en un mundo de fantasía que despierte sus sentidos y lo transporte a mundos inimaginables. Estamos convencidos de que el cine es la única experiencia que lo permite y estamos ciertos de que conforme se vayan restableciendo las condiciones para poder operar las audiencias estarán allí, esperando vivir las mejores historias. El cine se ve mejor en el cine.


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