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Por: Rosangela Guerra

Directora de Lincoln México, Puerto Rico y el Caribe

LINCOLN MÉXICO

“La honestidad es el alma del liderazgo y de la vida en sí, que se refleja, antes que nada, en tu forma de actuar, siendo siempre el primer ejemplo.”

La honestidad, una palabra que escuchamos constantemente, con una importancia e impacto en nuestras vidas que en ocasiones es imposible de dimensionar.

Desde niños escuchamos moralejas que nos enseñan el poder de la verdad y la consecuencia de las mentiras. Con historias y fábulas, nuestros padres nos inculcan los valores humanos para convertirnos en personas éticas y morales, comenzando con la honestidad, con la cual nos enseñamos a actuar con la verdad, con sinceridad e integridad en lo que decimos, sentimos y hacemos.

En mi opinión, es la honestidad, combinada con el talento, Io que nos Ileva al éxito.

El hecho de que Pinceladas de Líderes Empresariales dedique un capítulo a este tema me emociona, me reta y me motiva a escribir y transmitir la importancia de este valor con el cual todos deberíamos actuar, pero en el que muy pocas veces logramos profundizar.

Me inspira que estas letras ayuden en la concientización sobre la fuerza y poder que tiene la honestidad para hacer de los Iíderes del mañana, la riqueza del futuro.

El término honestidad, proveniente del latín “honesti“tas”, que hace referencia a la decencia, a la razón, a lo justo, recto u honrado; es el valor y cualidad que permite a las personas actuar no solo bajo sus propios intereses o deseos, sino de manera correcta y alineadas en todo momento a la verdad. Era tan importante para la antigua Roma este valor que, en su cosmovisión, depositaron esta cualidad en una deidad: Sancus, dios de la lealtad y la honestidad. Como dios de los juramentos y los contratos, el ritual en su templo requería hablar “a cielo abierto”, a la vista de los demás dioses, una forma de ser transparente en el momento de hacer alguna promesa o cerrar un trato.

Es esta cualidad, la clave para alcanzar el éxito, tanto personal como de cualquier negocio, para convertirse en un mejor líder y así, guiar a quienes nos sucederán el día de mañana para hacer de este, un mundo mejor.

Para mí, en mi vida, tanto como persona y como líder, podría resumirlo en una frase: “Líderes honestos se traducen en organizaciones sanas, prósperas y triunfantes”. El éxito de una marca o negocio, sin importar cuál sea su actividad principal, se basa en la confianza en sus productos, en su equipo y, por ende, en la confianza que se genere entre los consumidores y eso se logra con honestidad, al actuar con integridad y transparencia, siendo coherentes entre Io que se dice y Io que se hace.

La honestidad es el alma del liderazgo y de la vida en sí, que se refleja, antes que nada, en tu forma de actuar, siendo siempre el primer ejemplo; seguido del cómo te diriges hacia tus colaboradores, el trato que tienes hacia ellos, el desarrollo que impulsas en tu equipo, hasta en la manera en la que haces negocios con tus socios, de forma transparente y sincera. Son estas acciones las que van construyendo una confianza hacia tu marca personal a través de los años, que te permite contar una historia completa que refleje y resalte tu esfuerzo; esa historia y realidad en la que seas capaz de aceptar que no todo Io sabes, que tienes equivocaciones, pero que a su vez, tienes la capacidad de ver en introspectiva y mejorar continuamente, siendo esta, a mi parecer, la mejor traducción de la honestidad, de ese valor, regla y cualidad más longeva que se despliega en la sombra del liderazgo.

En mí día a día, esta norma de vida es una pieza clave, ya que no solo me impacta a mí como persona, sino a mi equipo, a la empresa, a los clientes, la industria en la que trabajo y mi entorno en general.

Este texto busca ser una guía para los Iíderes honestos que buscan acompañar el crecimiento de sus colaboradores y muestra coherencia entre sus acciones y sus pensamientos, acción que los definen como seres íntegros, que buscan el esplendor de la verdad. Es esta manera de actuar, la que me ayuda a empoderar a mi equipo, motivarlos a crecer y superar sus límites de manera digna y responsable, orientarlos a tomar las mejores decisiones, dejando de lado tanto los miedos como los intereses propios, y hacerlo de la manera correcta que permita a nuestros clientes confiar en nosotros.

Quien busca respeto y confianza necesita ser honesto, positivo y valorar la integridad de cada persona. Un líder honesto no es aquel que es perfecto, sino el que sabe que es perfectible y que tiene la capacidad de aceptarlo, que identifica sus fortalezas, pero a su vez reconoce sus debilidades y las canaliza de la mejor manera.

Y es con esto que busco que los integrantes de mi equipo sean honestos y sean capaces de reconocer sus errores, y al mismo tiempo sepan que cada error nos hace crecer y abre oportunidades, desarrollando la creatividad. En mi opinión, la misión más importante de la honestidad en una empresa es evitar que los errores se conviertan en una bola de nieve de problemas interminables que crece y crece cuando no eres honesto contigo o con tu equipo ante una equivocación o una situación que está fuera de tus manos.

Como Iíder de un equipo y de una marca de renombre internacional, ha sido fundamental crear un ambiente en el cual todos, nos sintamos seguros de decir Io que se requiera y se necesite, especialmente si algo no va bien, y también saber pedir ayuda para construir una cultura constructiva y cooperativa, donde no solo se reconozca el esfuerzo y éxito de una sola persona, sino donde se aplauda el esfuerzo en equipo como un todo, donde cada integrante que fue parte del camino al éxito, sepa que fue forjado a base de esfuerzo y resiliencia, pues así también se puede celebrar la honestidad.

Construir confianza en tu equipo requiere de honestidad, es imposible saberlo todo o tener todas las respuestas, y por ello, es importante involucrarlos, preguntarles y pedirles ayuda para solucionar cada situación. Un líder honesto construye y reconoce en su equipo a su principal fortaleza para utilizar los conocimientos y experiencia de cada uno y crear una cultura laboral sana, confiable y transparente.

Porque para mí, un Iíder es capaz de motivar a su equipo e inspirarlos a superarse, confiar en ellos y tomar riesgos para innovar y no temer a experimentar en equipo, ya sea para salir victoriosos o para reconocer, corregir y aprender de los errores, porque incluso son estos últimos los que al final de la historia nos Ilevarán al éxito.

Cualquier CEO y presidente de una compañía agradecerá a un supervisor, gerente, director o líder que ayude a la organización a tener más transparencia. Lo agradecerán tanto como un consumidor que viaja seguro en su auto, o aquel que consume un producto con la confianza de que la marca se guía con honestidad. Y así como cualquier persona, amigo o familiar, agradecerá con lealtad la sinceridad.

Y no, no se trata de ir por la vida diciendo cuál honesto eres, sino de ser íntegro, transparente y actuar de esta manera para alcanzar tus objetivos, superar tus metas de manera satisfactoria, pero sobre todo estar bien contigo mismo en todo momento al saber que te diriges de forma coherente entre tu decir y hacer.

Con honestidad es que he forjado una carrera de más de 20 años, pero es con la misma honestidad que tanto la compañía, como la marca que represento se han construido un legado a Io largo de más de 100 años, permitiéndonos a cada uno de los que integramos a esta compañía erguir una confianza en las personas, y no por ser perfectos, sino por ser honestos.

Como decía Henry Ford: “No hay vergüenza en fracasos honestos; hay vergüenza en temer a fallar“.


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