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Por: Modesto Gutiérrez Losada

Presidente

TU CASA EXPRESS

“¡El sentido de la vida es que la vida tenga sentido!”

El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.

Vicente Battista

Cuando Bill Gates anunció hace algunos años en una conferencia de TED que la mayor parte de su fortuna se destinaría a la fundación Bill & Melinda Gates, otra parte se repartiría entre distintas ONG, proyectos e investigaciones, así como a otro tipo de causas benéficas, y una menor parte (ni la mitad del dinero) a sus hijos, definitivamente sorprendió a la audiencia. ¿Cómo es que uno de los hombres más ricos del mundo haya tomado, junto con su esposa, una decisión de esta magnitud? ¿Acaso no está pensando en el futuro de sus hijos?

A su vez este magnate aclaró su razón: “Creo que dejar en herencia a los hijos enormes cantidades de dinero no les favorece”; “Queremos lograr un equilibrio en el que nuestros hijos tengan la libertad de hacer cualquier cosa, pero no se les de mucho dinero como para que puedan no hacer nada”. En pocas palabras tanto él como su esposa están convencidos de que el mejor legado que ellos (y en realidad debería ser de todos los padres) les pueden dejar a sus hijos no está en la cantidad de dinero, sino en el ejemplo, en los principios y valores, razón por la cual ellos se han dedicado a fomentar esto cada día. Aquí se encuentra la verdadera riqueza heredada.

La Real Academia Española (RAE) tiene dos significados para la palabra legado: 1) Disposición legalmente formalizada que de un bien o de una parte del conjunto de sus bienes hace el testador a favor de alguien y que debe ser respetada por el heredero o herederos; 2) Aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial. Sin embargo, la mayoría de las personas solo alcanza a ver la primera parte de esta definición, sin tomar en cuenta (o valorar) la enorme dimensión de este concepto. El Legado de Vida tiene un valor incalculable, que no se compara con el de heredar bienes materiales.

Es así como he desarrollado este texto enfocándome en la segunda definición, a la parte “inmaterial”; y con esto me refiero a aquellas acciones que hacen que las demás personas te recuerden, o bien aquello por lo que tú has trabajado en tu vida pero que un día lo transmitirás a tus siguientes generaciones; es decir tu Legado de Vida, que no son más que las enseñanzas, la reputación, los valores o principios que vives y transmiten día a día.

Para mí el Legado de Vida equivale a trascender y yo busco hacerlo básicamente a través de tres vías:

  1. Como un ejemplo para mis hijos, ejemplo de vida con propósito, plena, integral, de trabajo, de familia, con valores y principios.
  2. Como mentor de jóvenes que busquen emprender o tener un propósito relevante en la vida, alineado con mi propósito y mis valores.
  3. Como emprendedor —a mis socios, colaboradores, clientes y proveedores— creando empleos y empresas que mejoren la calidad de vida de la gente con un alto impacto social: altamente productivas, plenamente humanas y socialmente responsables.

Para mí el sentido de la vida es que la vida tenga sentido, y para ello hay que tener un propósito y buscar trascender a través del legado personal. Así pues, cuando he escuchado que personajes como Bill Gates, Warren Buffett, así como otros famosos como Sting (ex líder de The Police) y George Lucas (creador de la saga Star Wars), han decidido dejar a sus respectivos hijos sin herencia monetaria o bien con un porcentaje mínimo de su fortuna, y en su lugar se han enfocado en fomentar una cultura de valores y principios para que ellos crezcan con esta formación, no me ha sorprendido su decisión, más bien me siento identificado con ellos.

Un legado —entendido bajo esta definición— es una contribución al futuro con propósito porque “la vida solamente puede ser entendida mirando hacia atrás, pero tiene que ser vivida hacia adelante”, palabras del filósofo danés Soren Kierkegaard. En muchos casos es sembrar un árbol que quizá los padres nunca llegaremos a ver. Por tanto, legar tiene un valor incalculable que no se compara con el dinero, y el mejor legado que puedes dejar es el ejemplo.

Hoy es tu oportunidad de dejar algo increíble al mundo

Tenemos que aceptar que nuestro cuerpo no es inmortal, que vamos a envejecer y un día llegaremos a nuestro fin, sin embargo, nuestro espíritu trascenderá. Lo único que no es pasajero y transitorio son las memorias, palabras, recuerdos, susurros, gestos, ejemplos, silencios, acciones, pensamientos y pequeñas historias que se van acumulando y que nos permitirán dejar la huella de nuestros pasos antes de partir. Es así como hemos venido a este mundo, a hacer algo por él, a dejar una huella en la mente, el corazón y en la vida de las personas que nos rodean, a ser recordados por nuestras acciones, y de esta manera dejar un mundo mejor para nuestros hijos y para todas las generaciones futuras.

Nuestro legado como padres comienza justo en el momento en que han nacido nuestros hijos, no después de nuestra muerte. Justo cuando ellos nos escuchan, nos ven, nos sienten por primera vez, cuando tienen su primer contacto con el mundo, cuando apenas son unos recién nacidos. Y así con el paso del tiempo vamos formando su patrimonio emocional. En su memoria quedarán atesoradas aquellas cosas que han impactado su formación humana. Se trata de un aprendizaje modelado que pasará por diversas etapas: imitación, adoración, alejamiento, diferenciación, rechazo y reconciliación. Así funciona el cerebro del niño almacenando y recordando toda la información recibida tanto positiva como negativa.

El seno familiar es el lugar donde realmente inicia la educación en valores, no en la sociedad ni en la escuela. Y como padres tenemos la enorme responsabilidad de ser el gran ejemplo de vida que ellos necesitan. Porque una formación de valores permanecerá durante toda su existencia, aunque nosotros ya no nos encontremos físicamente a su lado.

El legado para tus hijos se construye día con día todas tus acciones, te des o no cuenta de ello. Esto me hace recordar aquella frase: “haces tanto ruido con lo que haces que no me dejas escuchar lo que me dices”.

En lo personal me gusta tomar mis decisiones pensando en si estas van a tener un impacto positivo y a cambiar la vida de las personas. Si buscas trascender, dejar un gran legado y no te gustan las cosas que están sucediendo en tu vida, entonces “cambia tus pensamientos y cambiarás tu vida, pues lo que te sucede no es culpa de los demás, sino tuya, y tú tienes el poder de cambiar todo esto”, mencionó Bob Proctor.

Cuando realmente te des cuenta del impacto que tienes sobre las generaciones futuras entenderás que cargas con una gran responsabilidad en tus acciones y palabras.

Por lo cual debes ser muy meticuloso con la elección de estas, pues mientras más le entregas al mundo, más este te entrega el mundo a ti. O como expresó John Wooden, ex entrenador estadounidense de basketball: “Preocúpate más por tu carácter que por tu reputación, porque tu carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es simplemente lo que los demás piensan de ti”. El día que llegues a entender esto encontrarás tu motor de vida que te impulsará a trabajar en ti y ser mejor cada día.

Legar es tu oportunidad de dejar algo increíble en el mundo, es lo que hablará de tu persona más que tus propias palabras, es poder dejar un ejemplo de vida lleno de amor y pasión.

Entonces ¿qué le vas a heredar a tus hijos?

De mis padres heredé tantas cosas positivas que podría llenar un capítulo entero enfocado exclusivamente a ello. Tantos recuerdos, tantas imágenes, tantos aprendizajes y lecciones, tantos castigos (¿por qué no decirlo?) se han atesorado en mi mente desde que tengo memoria. Me siento eternamente agradecido con ellos por haberme dado las bases para convertirme en lo que ahora soy, y espero que ellos se sientan orgullosos de mí, de que estoy cumpliendo con mi responsabilidad de heredar a mis hijos todo lo bueno que yo heredé de ellos.

Espero haber heredado la bondad, la inocencia, la alegría, la honorabilidad, la sencillez y el carisma de mi padre; la fe, la disciplina, la fortaleza y el amor de mi madre. Todos los días procuro enseñarles a mis hijos estos valores; cada acción, cada palabra, cada enseñanza tiene impregnado estos sellos distintivos, más los principios morales y personales que con el tiempo he adquirido en la formación de mi carácter.

He tratado de que mis palabras coincidan con mi comportamiento habitual, con mi forma de actuar tanto en la casa, como en el trabajo y en la sociedad, porque de otra forma de nada servirá enseñarles la distinción entre lo que está bien y lo que está mal si no hay congruencia. Cabe recordar que ¡los hijos no hacen lo que les dices, sino lo que ven!

¡La palabra impacta, pero el ejemplo arrastra!

Fernando Savater, el gran filósofo y educador español contemporáneo, publicó en su libro El Valor de Educar, la siguiente frase: “Nacemos humanos, pero eso no basta: tenemos que llegar también a serlo”. Y el único camino del cual estoy completamente convencido que nos puede llevar a ello es la educación.

Así que para concluir, invito a todos los padres de familia a reflexionar sobre la enorme responsabilidad que conlleva el legado. Sin lugar a duda nuestros hijos son la mejor herencia que podemos dejar, pero hay que recordar que ellos son la siguiente generación, son los que transmitirán tus aprendizajes, tus lecciones, tu legado de Vida. Cuando te das cuenta de que con tu legado vas a impactar a las futuras generaciones, esto se convierte en el motor que te impulsa a trabajar en ti y ser mejor cada día. ¿Qué estás haciendo hoy para entregarles esta herencia?, ¿qué futuro les estás deparando? No necesitas ser un vidente o viajar en el tiempo para saber esto, simplemente tienes que ser un gran observador de tus comportamientos.

Así que, la próxima vez cuando estés haciendo cuentas de tu fortuna o bienes materiales, dedícale un tiempo especial para reflexionar sobre el legado que estás formando diariamente, porque la herencia se entrega en vida. Como bien diría aquella canción:

El día que yo me muera

No voy a llevarme nada.

Hay que darle gusto al gusto.

La vida pronto se acaba.

Lo que pasó en este mundo, nomás el recuerdo queda.

Ya muerto voy a llevarme.

¡Nada, nada, nada!

Nomás un puño de tierra.


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