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Por: Fernando Camacho Nieto

FUNDADOR

CARRER

Siempre he sido un apasionado de México, principalmente de su legado cultural, sin embargo, comencé a ver que había una inconsistencia entre la relación de la riqueza en el país y la falta de funcionalidad en el mismo, principalmente a nivel sociedad.

Comencé a interesarme en ver qué era, observando y escuchando a las personas, la sociedad, a sus individuos como la esencia, la fuente y su funcionalidad en cualquier tema o sistema.

Llegué a la conclusión de que en la cultura hay dos ingredientes esenciales; el lenguaje o comunicación y la consciencia.

Uno de los principales vehículos de la sociedad es la iniciativa privada, las empresas, ya que son entes conformados por individuos, trabajando en conjunto, conformando grupos o comunidades de personas que operan y se desempeñan de cierta forma.

Dentro de esos ecosistemas o empresas, existen principios, valores, una visión, una misión, un propósito en común, toda esta esencia de la compañía debe ser compartida, apropiada por todos y cada uno de los individuos que trabajan en ella, ya que es el eje y la única forma en que estarán alineados hacia un mismo objetivo.

Para lo anterior se requiere una estructura, procesos, metodologías, manuales, procedimientos, políticas, comportamientos y todo ello debe estar en constante evolución ante las necesidades actuales, los tiempos, avances, momentum, contexto organizacional, social y global.

Todo lo anterior requiere de una plasticidad en la visión, una expansión en la consciencia y visión de las cosas, los futuros y las personas. Sobre todo requiere profundizar en los entendimientos y las conversaciones de la organización, partiendo de cómo Maturana propone “Las organizaciones con un conjunto de conversaciones” y entre más profundas sean, más profundas las raíces, relaciones y todo alrededor del ecosistema.

Los individuos dentro de una organización son “cada cabeza es un mundo”, un mundo de diferentes percepciones, interpretaciones, realidades, creencias, bagajes, familias, ideales, propósitos, intereses, opiniones, prioridades, etc. Pero lo que los une como comunidad es la compañía, como un paraguas, debajo de un propósito con el que se identifica la gente más allá de únicamente cubrir una simple necesidad de sueldo y empleo o el entendimiento tradicional de recursos humanos, sino todos los niveles del recurso humano, de la persona o de una Pirámide de Maslow como ejemplo o modelo.

El conjunto de esas personas es una comunidad, una organización, un ente orgánico, vivo que es la empresa en constante movimiento, observando y moldeando continuamente sus conversaciones y relaciones, en una mejora continua, así como sus prácticas, hábitos y la forma en que se desempeña como un todo. Así mismo debe estar continuamente comunicándose al exterior e interior, creando en el lenguaje sus objetivos, planes, futuros, relaciones y toda la red de factores alrededor de lo que representa y requiere la compañía, todo está correlacionado, las decisiones, manejos de crisis, finanzas, bienestar de las personas, emociones, etc.

Todo lo anterior es como vive y se comporta la empresa, su cultura. Esto la hará sostenible, exitosa y funcional.

Dentro del contexto de cambio acelerado y constante cada día, las empresas deben trabajar en su cultura, profundizar y ser disruptivas en el pensamiento pasado, actual y sobre todo futuro, romper paradigmas ante los avances tecnológicos, sociales y atender las necesidades y temas de actualidad en donde la globalización es cada vez más evidente.

La empresa es un ecosistema con una cultura, objetivos, visión, esencia, formas, principios, comportamientos y con un fin óptimo que es funcionar, por lo que su funcionalidad requerirá de la consistencia entre su esencia como parte de sus recursos y su gente.

Los comportamientos son hábitos que son moldeables, funcionales, eficientes, para impactar el desempeño de la empresa, misma que tendrá que facilitar estos comportamientos y hábitos.

Para lo anterior se requiere hoy en día profundizar en nuevos entendimientos como liderazgo y desempeño, lo que direccionará a la compañía, a los individuos que la conforman.

Así que el individuo se vuelve importante, el individuo es un ser vivo, complejo y con un sistema que en los últimos años ha apuntado al estudio de cómo funciona no solamente de manera superficial o social, sino en su física, su química, su cerebro.

El cerebro es el principal órgano del individuo, este es el director de orquesta de él, a través de neurotransmisores, elementos químicos que generan emociones, interpretaciones y desde donde los individuos operan, reaccionan, sienten, funcionan, atender y entender esto genera una gran ventaja competitiva para las empresas y el diseño de sus programas de crecimiento y desarrollo de sus equipos de trabajo.

El entender a profundidad que la empresa y su cultura está conformada por sus individuos, y la profundidad y relevancia de esto, es vital, por ello el diseño, el trabajo y la mejora continua en ello es de suma importancia.

Todo debe ser consistente, estar correlacionado y en esto, el lenguaje, la comunicación y la consciencia son la principal herramienta.

Es a través de lo que comunicamos, cómo lo comunicamos, que accionamos, convivimos, nos relacionamos, operamos, por ello debe existir un profundo nivel de consciencia en la comunicación, el lenguaje y las narrativas dentro del ecosistema de las empresas, ya que ello moldea y facilita la cultura, todo consistente con sus objetivos y propósito.

Alrededor de cada individuo gira un universo de cosas, pensamientos, situaciones, emociones. Cada persona es una fuerza central que conforma la complejidad de la fuerza central conjunta que es la empresa.

Con base en lo anterior y 25 años experiencia he logrado proponer una metodología, llamada Órbita, para poder trabajar en esa fuerza central, de lo micro y no menos importante como lo es el individuo, a lo macro o el futuro de la empresa, en esa profundidad de consciencia, de creación, de comportamientos, de alineación y sus objetivos.

El reconocido empresario Richard Branson tiene una frase que dice “la pasión como la sonrisa, es contagiosa, se contagia a todos alrededor, atrayendo gente entusiasta en tu órbita”.

Entonces trabajar en esa fuerza central, individual y colectivamente hace que lo que se pretende se logre de manera consistente, añada valor y amplias ventajas competitivas.

He tenido la fortuna de haber trabajado con grandes personas, líderes, empresarios y empresas de quienes he aprendido y observando mucho para lograr llegar a la metodología de Órbita.

Uno de los temas más apasionantes para mí es la cultura como un facilitador de funcionalidad para el logro de objetivos, por lo que hay que trabajar en que todo sea consistente y ese es el reto, ahí está la importancia de un trabajo a profundidad. Hoy en día hay nuevos estudios, investigaciones y descubrimientos como en la neurociencia, el comportamiento y liderazgo humano, el neuroliderazgo, la inteligencia emocional y los entendimientos transracionales, entre muchos otros.

El trabajo para transformar e impactar una cultura es infinito, continuo, constante, requiere de observar, reflexionar, replantar, requiere de plasticidad mental, neuronal, de apertura y disposición constante y sostenible.

Requiere de muchos elementos, en Órbita manejo 8 claves de sabiduría que en mi experiencia tienen un gran impacto en el liderazgo y desempeño de los individuos y por ende la colectividad en una organización y el éxito en la calidad de los resultados, el desempeño y finalmente la satisfacción, realización y bienestar de la gente y por ende la empresa.

Finalmente existen muchas herramientas, formas y temas alrededor, pero lo más importante es la comunicación, el lenguaje, su profundidad lo que nos da existencia y logro como individuos y como sociedad.

México es un gran país con un legado y una riqueza infinita, sin embargo falta mucho en la cultura para que las narrativas sean consistentes con ello, como individuos y como comunidad, y que en lugar de conversaciones que resten a esa riqueza, exista consciencia para crear conversaciones que sumen y expandan nuestra visión, hábitos y comportamientos, consistentes con cómo podemos funcionar mejor como sociedad y estar presentes a descubrir esa riqueza en todos, lo mismo en una muestra más pequeña está en la cultura de una empresa u organización.


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