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Por: Sabrina Herrera Aspra

Directora General

FUNDACIÓN GENOMMA LAB

“Los sueños son la más grande expresión de creación, si te comprometes a fondo.”

“Cuando te inspira algún gran propósito, algún proyecto
extraordinario; todos tus pensamientos rompen sus límites.
Tu mente trasciende las limitaciones, tu conciencia se expande
en todas direcciones y te encuentras en un nuevo gran mundo maravilloso.

Las fuerzas, facultades y talentos dormidos cobran vida, y descubres
que eres una persona mucho más grande de lo que jamás soñaste ser “.
– Patanjali

Para esta edición de Pinceladas, el ejercicio de reflexión acerca de esta pregunta ha sido un tema que ha estado en mis pensamientos las últimas semanas. Se ha vuelto un ejercicio divertido de entretener en mi mente, qué hubiese sucedido de haber sabido lo que hoy es parte del cúmulo de hechos, aventuras, errores, aciertos, resultados y sobre todo que sumados se convierten en experiencias de vida y de trabajo.

Para iniciar esta reflexión, me tengo que remontar a cuando tuve mi primer trabajo.

Durante los veranos, mis papás nos enviaban a mis hermanos y a mí, a casas de amigos y a campamentos de verano en Texas.

Cuando terminé segundo de secundaria, con 14 años, hablé con mi papá y le pedí que no me enviarán más, yo lo que quería era trabajar.

En mi casa, mis papás nos inculcaron a trabajar y ser productivos. Desde muy niños mi mamá nos fomentaba poner nuestro “puesto” de limonadas, dulces y cuentos usados en una mesa afuera de la casa, donde vendíamos a nuestros vecinos todo lo que podíamos; no porque lo necesitáramos, sino porque ese fue el espíritu con el que nuestros papás nos educaron: ser productivos y emprendedores.

Mis primeros recuerdos, tal vez a los 8 años son de acompañar los sábados a mi papá a las obras que hacía su constructora y me enorgullece verlo hablar con sus colaboradores, y siempre se tomaba el tiempo para explicarme algo nuevo. Me hacía pensar y “seguir” las tuberías para entender dónde se originaban y donde terminaban; este proceso mental sigue siendo parte de mi rutina al trabajar. En una obra física no hay espacio para errores, retrasos o hacer las cosas a medias.

A los 11 años, mi hermana y yo dábamos clases los fines de semana a los hijos de los trabajadores de un rancho que tenían mis papás en Querétaro.

Desde que recuerdo siempre tuvimos algún tipo de responsabilidad ya sea en la administración de la casa o del rancho. Ayudamos a preparar los sobres de la “raya” semanal y nos parábamos a un lado de mis papás mientras ellos pagaban a los empleados, que se formaban en líneas para recibir su pago.

Desde muy niñas, también apoyamos en las labores de mantenimiento de la casa, muchas veces trabajando codo a codo con las empleadas domésticas o ayudando a ordenar, limpiar y organizar. Hoy sabemos que todo eso nos preparó para mucho de lo que hemos hecho en nuestras vidas, desde saber trabajar al detalle (mi mamá no permitía que hiciéramos las cosas a medias), organizar equipos de trabajo, liderar personal y hasta conectar a nivel humano con los empleados de la casa.

Mis papás nos enseñaron a los tres que todo trabajo es digno y debe hacerse bien, que todas las personas a nivel humano somos iguales y las líneas de jerarquía de responsabilidad en el trabajo deben respetarse. Mi mamá siempre fue un ejemplo y propulsora de la humildad y del respeto, jamás nos atrevimos a faltarle el respeto a ninguna persona que trabajaba con la familia.

El ambiente de trabajo que siempre se vivió en mi casa, nos influyó tanto que, de niñas, mi hermana Renata y yo, no jugábamos a las muñecas, sino a las “secretarías” y “bibliotecarias”, mi mamá nos puso unos mini escritorios donde fingimos que trabajamos escribiendo en dizque taquigrafía (garabatos), engrapando, clasificando y haciendo listas interminables de los libros de la biblioteca de mi casa. Mi hermano, Rodrigo, nunca se quedaba atrás, aún siendo el menor de los tres, organizaba con algunos vecinos, cuadrillas de vendedores de jitomates, que traíamos del rancho, entre otras cosas.

Por eso, ese verano, justo antes de cumplir los 15 años, yo me sentía lista para salir a trabajar. Mi primer trabajo fue en la Zona Rosa, en el Restaurante Lory ́s, donde mi papá era socio, mi trabajo consistía en vaciar manualmente las comandas del día anterior en una hoja de cálculo (hoy sería un Excel).

De esas primeras experiencias, creo que lo que más me hubiera gustado saber era que todo iba a estar bien, que solo necesitaba seguir siendo responsable, comprometida y trabajadora. La inseguridad propia de la adolescencia y la inexistente experiencia laboral me alejaba de participar más activamente con mis compañeros de trabajo; estaba más enfocada en demostrar que yo valía por mi misma y no por ser hija del dueño que en disfrutar esa etapa de inicio de vida profesional.

Relato lo anterior, porque hoy me doy cuenta de que los inicios de mi vida laboral marcaron de gran manera el resto de mi trayectoria profesional.

Al paso de los años y de los diferentes trabajos que he tenido, hoy puedo resumir que lo que más me hubiese gustado saber, que hoy forma parte de mi estilo de trabajo, es lo siguiente:
1.Tener claro cuál es el sentido y propósito de mi vida y aprovechar las interacciones diarias para alinearme con mi esencia y valores.
2.Trabajar incansablemente en mi misma, es la mejor inversión. Meditar, hacer yoga, conectarme con la naturaleza, hacer ejercicio y los hábitos saludables van sumándose exponencialmente en la vida.
3.Enfocarme en ser responsable, comprometida, amable y productiva. No perder tiempo o autoestima tratando de quedar bien o tratando de adivinar qué están pensando de mí los demás.
4.Siempre tener una visión clara del objetivo y calendarizar al detalle los pasos y tareas para lograrlo.
5.Nunca prometer para quedar bien, sino porque es parte del plan y soy capaz de cumplir mis promesas. Fortalecer mi palabra.
6.Documentar formalmente todo lo importante: minutas de juntas, viaje, acuerdos de sociedades o de trabajo, etc.
7.Reportar, reportar, reportar.
8.Dar seguimiento hasta lograr los resultados.
9.No asumir, preguntar siempre.

10.Leer al detalle todos los contratos legales.

11.Contratar expertos en cada materia.

12.No esperar cambiar a la gente, ni tratar de que sean o actúen de diferente manera. Solo observar, comunicar y tomar las medidas respectivas.

13.En caso de contratiempo, comunicarme con las personas que debo de hacerlo, antes de tratar de solucionarlo a solas.

14.Convertir los fracasos en aprendizajes. Nunca estar en el espacio o conversación de la víctima. Adquirir la responsabilidad de todo lo que me sucede: Responsabilidad = Habilidad para Responder. Cuando algo no sale bien, me pregunto ¿qué habilidad para responder me faltó? Y aprendo algo nuevo.

15.Cerrar ciclos y temas. Saber cuándo dar el carpetazo. Saber soltar.

16.No tener miedo a empezar de nuevo.

17.Confiar en mi intuición y experiencia.

18.La claridad (luz) es indispensable para solucionar cualquier cosa. Imagino un cuarto oscuro lleno de cosas y al prenderse la luz y ver las cosas como son, es más fácil encontrar soluciones y ponerlas en su lugar.

19.Todo lo que no se atiende en su momento, tiende a deformarse y regresar con más impacto que si se hubiese atendido en su momento.

20.Buscar el bien común o ese ganar-ganar, en el largo plazo produce mayor satisfacción y crea una buena reputación.

21.Aprender algo nuevo cada año, en el tiempo se acumula y rinde frutos.

22.Trabajar en equipo no es sencillo, pero es muy productivo, es algo que debe aprenderse.

23.La presencia, estar presente con intención, genera un mejor ecosistema para los negocios.

24.La cultura general de temas diversos, aunado a un espíritu optimista y de posibilidad y un genuino interés por conectar y conocer a la otra persona es clave para relaciones exitosas. En mi experiencia, es muy difícil hacer negocios de largo plazo o muy productivos con gente con lenguajes diferentes o sin conectar de forma real, de ser humano a ser humano.

25. Tener muy claros mis principios y reglas personales y no alejarme de ellos.

26.No apegarme a forzar un resultado, ni a querer el reconocimiento a toda costa. La satisfacción proviene de saber que hice el mejor trabajo posible.

27.Saber identificar cuando he llegado al final de un callejón sin salida o identificar cuando algo ya no es para mí y dejarlo ir.

28.Agradecer las oportunidades, las lecciones, las aventuras y las experiencias.

29.Mi vida y mi trabajo son más grandes que yo misma, forman parte de la historia de la evolución de la humanidad.

30.En esencia los seres humanos lo que realmente queremos es: amar, ser amados y la oportunidad para hacer una diferencia.

El más importante de todos es: Saber que los sueños si se pueden hacer realidad, si realmente nacen de un verdadero anhelo del ser, como una expresión de creación y cuando uno se compromete de fondo.

“Hasta que te comprometes, hay duda, existe la posibilidad de retroceder, siempre ineficientemente. En relación con todos los actos de iniciativa (y creación), solo hay una verdad cuya ignorancia ha matado incontables ideas y planes espléndidos: que el momento en que uno definitivamente se compromete, la providencia se mueve también.

Una completa corriente de eventos nace de esa decisión, desarrollando a tu favor todo tipo de incidentes, encuentros y asistencia material, que ni siquiera podrías soñar que podrían aparecer en tu camino.”

-William Hutchinson Murry


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