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Por: Luis Latapi

CEO & Board

ETHICS DATA ANALYTICS

“La honestidad representa más allá de la alineación del pensar con el actuar, tiene que ver con la toma de decisiones junto con las acciones que se comenten.”

Los valores no son dimensionales ni medibles, no podemos establecer una métrica para ninguno de ellos: fe, templanza, lealtad, honestidad, entre otros. Todos tienen una connotación individual y transmutan con el tiempo

En su perfección cuando se cumplen, nos convierten en personas u organizaciones no funcionales para la subsistencia y crecimiento, se tienen que violentar en ocasiones, en circunstancias que dependen de nuestro criterio para poder establecer relaciones. Por tanto, la verdadera pregunta es: ¿cuál es la regla de cumplimiento para los valores y que aporten al entorno como un benefactor?

En el ámbito moral, se conoce como honestidad a la cualidad que tiene un ser humano de comportarse de forma coherente con lo que piensa y hace, esto se vuelve complejo cuando no se liga a otras circunstancias. Porque bajo esta definición, justifica cualquier acto que sea coherente con el pensamiento sin importar la naturaleza de este. La percepción de la honestidad no se puede quedar en esa dimensión, si entendemos que como cualquier otro valor tiene una dimensión personal, entonces se deben incluir las cualidades que cada uno asume como propias y alejarse de aquellas que lo dañan o dañan al entorno.

La honestidad representa más allá de la alineación del pensar con el actuar, tiene que ver con la toma de decisiones junto con las acciones que se comenten, por ejemplo: ser constructivo, ser benefactor, no dañar y no insultar. En términos generales ser un factor positivo para las personas que nos rodean y evitar causar algún daño en cualquier forma. Los actos nos definen, son lo que las personas perciben más allá de las palabras. Las acciones hablan por nosotros, seremos tanto como seamos capaces de llevar a la práctica nuestros pensamientos.

El primer acto de honestidad es con nosotros mismos: no mentirnos, no engañarnos, no pretender ser o construir algo que no somos o seremos, ser coherentes y en ese camino construir nuestra felicidad. Ser responsable con mi fe, aceptar y entender mis limitaciones, ser un buen ejemplo para mi familia que sientan orgullo por tener un hijo, compañero o padre digno a seguir y compartir momentos con él.

En el ámbito laboral ser un líder responsable, consciente de la importancia de los equipos de trabajo, de sus alcances y necesidades. Entenderlos y verlos como iguales en un camino y lucha por un bien común. Construir con y para todos, crecer en conjunto y compartir los triunfos, así como aprender de los errores. La honestidad con los equipos de trabajo tiene que ver sobre todo, con la justicia y transparencia, no hay fórmulas para lo adecuado, pero sí debe ser claro cómo tratar los asuntos con cada persona.

Cuando uno tiene la fortuna de ser empresario, la forma en que debe comportarse es ante todo responsable. Cada uno de los actos será visto, evaluado y juzgado por la organización bajo la óptica personal y aumentada por las pláticas que se susciten entre ellos. Los actos del líder se convierten en los actos de la empresa, adquieren la vida y su estilo, hasta los equipos de trabajo adquieren conductas y posturas similares. Dentro del marco jurídico, las empresas deben responder y atender las buenas prácticas de su rubro, buscar maximizar la inversión, porque hay una responsabilidad con los accionistas, nada justifica transgredir las leyes o los actos correctos y equitativos con los equipos de trabajo, proveedores y entorno social.

También, nos enfrentamos a decisiones en el borde de la norma, es decir, entre la espada y la pared. Cada vez que estamos a punto de tomar decisiones que son complejas y difíciles, siempre habrá tiempo para reflexionar la mejor decisión. No se pretende teorizar acerca de lo correcto, modelos o formas de tomar decisiones, porque más que tomarse desde el ámbito de fortaleza, es común que las elecciones difíciles se tomen desde las debilidades o limitaciones. Cuando elegimos, pensemos en cómo sería tomar las decisiones más difíciles si tuviéramos sentados enfrente a nuestra familia, nuestro equipo de trabajo, los accionistas y las autoridades, escuchando por qué elegimos así.

El entorno es uno de los factores que deben ser ponderados desde la perspectiva de la honestidad, los actos personales, sociales y como líder, influyen más allá de los muros de nuestra visión. La consistencia del rumbo de nuestras directrices debe llevar a las organizaciones a ser vistas como modelos sociales a los cuales se aspira y ejemplo para transformar el entorno. El líder es visto más allá del ámbito público, es en los pequeños actos donde es valorado o juzgado sin que los sepa. Para las sociedades, las personas y las organizaciones, los modelos a seguir son esenciales.

La honestidad es inconmensurable, nunca es suficiente. Cuando se trata de la justicia y transparencia, siempre quedamos a deber en nuestras elecciones. Aun cuando sentimos que todo está bien y nos llenamos de autosatisfacción, siempre quedará alguien a quien pudimos dar un poco más. No esperemos una palabra de ensalzamiento acerca de la honestidad, esta es una constante con la que se debe vivir y con la que uno será medido siempre. Para un líder, justicia y transparencia son palabras para definir una conducta permanente. En ese marco se tomarán decisiones difíciles que no serán del agrado o beneficio de todos, pero debe preguntarse si como líder tiene los atributos suficientes para calificar sus conductas como honestas, si cubre las expectativas ante a quienes tiene responsabilidad.

Hay que entender los alcances e impacto de lo que se elige, establecer dimensiones para aquello que se encuentra en el borde de la construcción y el dar. Debe ser coherente en la forma en que transmite los actos, que se entienda el por qué y las expectativas que se tienen y las expectativas de las personas influidas por esas decisiones

Por tanto:

“La honestidad cómo parte de un conjunto social de interacción es maravillosa, define a los seres humanos y da certeza ante las personas que se trata, pero no olvidemos que cuando se combina con la comprensión, convierte a las personas en gigantes”.


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