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Por: Alberto C. Lira

Director de Capital Humano, Bienestar y Seguridad

ARCOSA

“Busque tres cosas en una persona: la inteligencia, la energía, y la integridad. Si no demuestra que tiene la última, ni siquiera se moleste en considerarla.”

Cuando era más joven, mi abuelo paterno (Alberto Lira, finado) me dijo: “si en el futuro, cuando seas mayor y decidas dedicarte a alguna empresa, propia o de alguien más, esto es lo único que no debe suceder, Que te identifiquen como una persona floja (que necesita que la estén supervisando frecuentemente), como una persona que no sabe y tampoco como alguien con malas prácticas (entendiéndose como no hacer lo que es correcto).

Desde muy temprana edad aprendí acerca de Principios tanto de forma conceptual como en la práctica, cuando iba a trabajar al rancho de mi abuelo en Aguascalientes durante las vacaciones escolares. Ellos han regido toda mi vida personal y profesional desde entonces.

Me gustaría primero, entender que son los principios. Por definición son el conjunto de valores, creencias, normas, que orientan y regulan la vida de la persona y de la organización. Son el soporte de la visión, la misión, la estrategia y los objetivos estratégicos. Estos principios se manifiestan y se hacen realidad en nuestra cultura, en nuestra forma de ser, pensar y conducirnos.

Básicamente es el cómo hacemos las cosas, cómo tomamos nuestras decisiones, cuál es nuestra forma de pensar, en qué creemos, cuáles son las convicciones y qué tan firmes están en nosotros. Así, todo esto se traduce en nuestros comportamientos, en nuestras interacciones con los demás e impacta el entorno en el que nos desarrollamos.

Muchas veces nos preguntamos por qué las cosas no resultan como esperábamos, por qué sucedió lo que sucedió, por qué el negocio no avanza, por qué tengo tantos problemas, por qué si ya planeé, definí acciones, aplique recursos y esfuerzos al proyecto, simplemente no funciona o no me siento satisfecho con ello. Otras tantas, definimos el éxito como “ganancia”, “acumulación”, “crecimiento”, “desarrollo”, “ser el número 1” “ser el líder en…” “Satisfacción personal”, “lograr ser reconocido como…”

El problema no radica en lo conceptual de la definición, sino en lo que sigue.

Hay numerosos estudios y análisis acerca de cómo los Principios afectan directamente la REPUTACIÓN de las Personas y de las Empresas. Aunque, primeramente, todo debe o debiera empezar con un PROPÓSITO.

Según la empresa global de análisis de datos Kantar, marcas orientadas a un propósito habían aumentado su valoración en un 175% durante los últimos 12 años, frente a una tasa de crecimiento de solo el 70% para las marcas indiferentes que no estaban seguras de su papel. Según la consultora Accenture, el 64% de los consumidores globales encuentran más atractivas las marcas que comunican activamente su propósito. “Sí, sobran pruebas: quienes se han sentado a observar las tendencias de consumo en México y el mundo, ya saben que en 2021 las personas necesitan (y eligen) marcas más humanas. Hoy, para fidelizar a sus compradores, las empresas tienen que ser y hacer, por encima que parecer”, señala Ana Milagros Oreja, CEO de la agencia boutique de Comunicación y Relaciones Públicas Brand Reputation.

Desde que pusimos en jaque nuestros propios Principios como humanidad, nuestra relación con las demás personas, con las instituciones y el entorno, cambió para siempre.

He aquí los Principios más importantes que considero a razón de mis propias experiencias, conocimiento práctico y resultados de largo plazo.

1. Principio de Propósito. Si empezamos con las preguntas equivocadas, si no entendemos la causa, entonces, hasta las soluciones adecuadas nos llevarán siempre por el camino equivocado. La cuestión es que hacemos conjeturas. Suponemos cosas, tomamos decisiones basadas en lo que “creemos” saber. Es lo que podemos ver lo que hace que el logro duradero sea más predecible solo para uno. Para ese que sabe por qué las puertas tienen que encajar gracias al diseño y no por defecto.

2. Principio de Hacerse Responsable. Las sociedades actuales padecen el culto a la victimización, porque su sutil dogma sostiene que las circunstancias y personas ajenas te impiden alcanzar tus metas, una actitud que atenta contra el desarrollo y el crecimiento de una persona. Hay una línea muy delgada que separa el éxito del fracaso, separa a las grandes compañías de las normales. Debajo de la línea están el fabricar excusas, culpar a los demás, la confusión, y las actitudes de impotencia, mientras que, por arriba de la línea, encontramos un sentido de realidad, de la aceptación, del compromiso, de las soluciones a los problemas y de los actos decididos.

3. Principio del Progreso. El secreto consiste en crear las condiciones para una vida personal y laboral interior, es decir, condiciones que favorezcan unas emociones positivas, una fuerte motivación interna y percepciones favorables de sí mismo, de los colegas y del trabajo en el que estamos. El secreto para un excelente desempeño consiste en dar el poder a gente talentosa para que tenga éxito en un trabajo con Propósito. Determinamos si la vida que tenemos y el trabajo que hacemos es importante y entonces, decidimos cuánto esfuerzo le invertimos. Si creemos que nuestro trabajo es valioso y que somos bendecidos, nos sentimos bien respecto a esta parte clave de nuestra vida.

4. El principio de la Disciplina. Tarde o temprano, la disciplina vence a la inteligencia. Lo cual no significa menospreciar a la inteligencia, más bien, sin disciplina ni la Inteligencia ofrece buenos resultados. Tenemos procesos inteligentes, software y alta tecnología, inteligencia artificial, maquinaria y equipo de última generación, maestrías, doctorados y programas de negocios, no obstante, seguimos teniendo problemas que simplemente no se resuelven, gente con poco valor y contribución a los resultados de las empresas, problemas de calidad, de logística, conflictos y ambientes de trabajo enrarecidos. ¿Por qué? La falla se encuentra en la disciplina. Le aseguro que la falta de disciplina, por más talento que usted tenga, en algún momento, le va a hacer perder las mejores oportunidades de su vida. No se trata de que pueda tomarlas, entienda todo muy bien, se trata de ser disciplinado, ya que es en la disciplina donde está el éxito.

5. El principio de la Fe. Lo puse al final, porque es el más importante y el que tiene mayor impacto en los pensamientos, en las emociones y, por ende, en los comportamientos y decisiones. Hay una frase que me gusta, “la Fe hace las cosas posibles, no fáciles”. La Fe es tener certeza de lo que se espera, tener convicción de lo que no se ve. El mayor reto en la vida es creer en medio de la vida misma. Todos debemos afrontar los mismos retos, y el que Usted tenga éxito o fracase depende de la forma como maneje su Fe. La Fe es la fuente de la razón y la materia prima para el compromiso, la persistencia y la fidelidad. Solo creemos en lo que queremos, esperamos y estamos dispuestos a aceptar, lo cual puede ser un error. Cuestione el tipo de Fe que tiene y vea si es de tal calidad que puede resistir la prueba.


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