Por: Juan Carlos Rojas Caballero
Director General
ALTA CULTURA EMPRESARIAL DE MÉXICO (ACEM)
“La Plenitud Armónica requiere también de un liderazgo que comprenda las necesidades de reconocimiento del potencial cognitivo de las personas que integran la empresa.”
El ser humano es un inquilino de la tierra, cuya vida es sinónimo de un breve suspiro si consideramos que el universo por cálculos que involucran la constante de Hubble, debe tener entre 12 y 14 mil millones de años de edad; se sabe que la tierra tiene aproximadamente 5 mil millones de años.
Una empresa independientemente de su definición está integrada por seres humanos que le dan vida.
La definición de empresa etimológicamente surge del verbo emprender y significa “llevar a buen éxito algún evento que previamente se ha organizado”. La definición de empresa puede comprenderse desde la perspectiva económica, comercial y legal.
Los principios deben ser cimientos fundamentales en la ética de las empresas y por lo tanto, es necesario considerar una serie de principios éticos de crucial importancia.
Existe una percepción errónea que una empresa tiene como única responsabilidad generar beneficios a sus dueños, sus accionistas o inversionistas, rindiéndole cuenta solo a estos; la realidad nos muestra que estos generalmente son los últimos en recibir los beneficios fruto del esfuerzo de todas las personas que hacen posible que una empresa tenga vida.
Es de suma importancia reconocer que el éxito debe ir más allá de los resultados económicos positivos, incluyendo la responsabilidad en el desarrollo social y reconocimiento de la plenitud del ser humano.
Así mismo, las empresas deben contribuir incansablemente al desarrollo humano sostenible a través del compromiso y la confianza hacia sus empleados y las familias de estos.
La palabra principio del latín “principium”: fundamento, inicio; es el punto de partida, la idea rectora, es una regla crucial de conducta para caracterizar las relaciones entre los miembros de una sociedad.
Es así que podemos enlistar entre muchos una serie de principios como:
- Principio de vida. El derecho a la vida es un soporte a los demás principios, por lo que es necesario privilegiar en todo momento aquello que favorezca la vida tanto en el ámbito personal como en el colectivo.
- Principio de libertad. La proclamación de la libertad es intrínseca desde el momento del nacimiento de un ser humano.
- Principio de humanidad. La vida del ser humano debe ser preservada y respetada en todo momento.
- Principio del bien. Es necesario dirigir muchas decisiones pensando en el bien común evitando toda conducta que vaya en contra de este principio.
- Principio de igualdad. Un ser humano es el mismo en todo momento sin distinción de nacionalidad, género, condición social o cualquier otra característica.
- Principio de moralidad. Son todas las normas que deben seguirse para procurar estabilidad y convivencia social.
- Principio de la Plenitud Armónica del ser humano. Se trata de la humanización de las personas para vitalizar las relaciones personales y laborales.
Es fundamental considerar en la vida cotidiana de los negocios que las empresas están integradas por seres humanos.
El ser humano es diverso y complejo, por lo tanto, no es posible encuadrarlo en un principio único de bienestar. Las personas, como las empresas tienen diferentes vocaciones, espacios y características que las hacen únicas.
La noción del desarrollo resulta muy limitada para poder darle significado tanto a la vida de una persona como a la vida de una empresa y todavía más, al éxito esperado. Es difícil medir el bienestar y el éxito a partir del parámetro material o económico.
Debemos de crear estilos de vida acordes a los valores y principios más importantes de los ancestrales pueblos y culturas del continente, recuperar las ancestrales formas de organización comunitaria y volver a ejercer la democracia participativa en busca del bien común, elevar la calidad de vida a partir de trabajo colaborativo, para lograr la plenitud armónica entre el mundo espiritual y el mundo material.
El ser humano se integra por un par de opuestos complementarios, es decir, de una parte tangible y una intangible; así como, de una parte racional y de una parte intuitiva.
Este par de opuestos complementarios encuentran su equilibrio en el centro.
El concepto de encontrar el centro, es parte de una sabiduría ancestral universal. Todo tiene un centro que representa el equilibrio. En el campo de la estética, lo que tiene la medida y con ello el equilibrio es bello. De esta forma la belleza se encuentra en la armonía.
El concepto de La Plenitud Armónica en las empresas se basa en esta sabiduría ancestral de carácter universal. Una empresa requiere crecer, no solo en una dirección. La empresa está integrada por seres humanos con características propias, complejas y diferentes entre sí y la misma está inmersa en una sociedad igualmente compleja y diversa.
La empresa en consecuencia requiere alcanzar sus objetivos específicos para su mantenimiento y crecimiento. El aspecto de su desarrollo material es fundamental para su propia existencia.
En un sentido opuesto y complementario, la empresa está integrada por seres humanos y requiere el desarrollo de sus potencialidades y aspiraciones humanas.
Para que una empresa encuentre la Plenitud Armónica, requiere lograr el equilibrio de ambas.
Las empresas necesitan alcanzar sus objetivos empresariales para llegar a estadios de plenitud empresarial. Pero de la misma forma, las personas que laboran en una empresa deben alcanzar su plenitud como seres humanos, quienes debemos de empezar a sustituir lenta, pero sistemáticamente las estructuras, valores y principios de vida inmersos en los pensamientos, sentimientos, hábitos y costumbres de la vida cotidiana que hemos asumido o nos lo han impuesto consciente o inconscientemente y que perjudican la salud física, mental, emocional y espiritual, tanto en el orden personal, familiar, comunitario y laboral.
Por lo tanto, para llegar a una dualidad laboral, debemos de hacer una lista estratégica para ir venciendo poco a poco, sin ambición y sin miedo, nuestras debilidades, incapacidades y pasividad existencial para cambiar la forma de vivir en la cotidianidad, manteniendo una conciencia crítica y analítica, aportando en cada acto, una actitud de sobriedad, austeridad y silencio interior, en un ánimo de invulnerabilidad y eficiencia con una lujuria callada e íntima de su batalla interna.
Es decir, ser aquel artista consumado que conscientemente pretende hacer de su vida una obra maestra de impecabilidad y equilibrio existencial en un sentido estético, buscando la transformación en su interior, enfocando en su creación los valores y principios que le dan raíz y cimiento a su construcción de su mejor versión.
La medida, la sobriedad, la humildad, la austeridad, el refrenamiento, la responsabilidad, son los elementos que van permitiendo la creación en la vida diaria, en la familia, la comunidad, el trabajo y el servicio para el bien común.
Una dualidad para entender integralmente la vida empresarial.
El centro de ese par de opuestos complementarios, se encuentra en el liderazgo y la noción de equilibrio en la toma de decisiones entre las necesidades materiales e inmateriales de la organización y las personas que laboran en ellas.
La Plenitud Armónica requiere también de un liderazgo que comprenda las necesidades de reconocimiento del potencial cognitivo de las personas que integran la empresa. Las capacidades de conocimientos, equilibrada con la necesidad de reconocimiento del talento y creatividad de los integrantes de la organización, conforma el otro par de opuestos complementarios.
Para que una empresa encuentre el bienestar, no solo debe enfocarse en los resultados financieros; se requiere la otra parte, el bien intangible de la organización. La visión de su organización desde una perspectiva humana, va más allá de encasillar al personal como un recurso humano, si no hacer que la organización misma, se humanice en su totalidad, para llegar a la Plenitud Armónica.
Si las personas y la empresa encuentran su equilibrio como un ser social, entonces podemos afirmar con seguridad que se ha logrado alcanzar La Plenitud Armónica.
Ante los turbulentos tiempos que empezamos a vivir, en dónde tendremos que estar atentos a las nuevas normalidades, las empresas tendrán que cambiar su visión de sí mismas y las personas que las conforman también tendrán que cambiar su percepción de su ser y quehacer dentro de ellas. Tendrán que encontrar un camino de plenitud en la medida que tomen conciencia de la necesidad de vivir en armonía.
Hagamos un pacto o contrato con nosotros mismos, sin firmas, solo con compromisos serios y responsabilicémonos, cuya única condición en ese contrato es que tenemos libre albedrío. Esto significa que podemos en todo momento cambiar el contrato o no cumplirlo. En este lugar, no existe juicio, ni la condena, lo únicos que tenemos el poder de condenarnos somos nosotros mismos, no hay ninguna clausula de castigo por incumplimiento, es un pacto con nuestro yo esencial.
La única obligación la tienes contigo mismo. Los demás seremos testigos.