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Por: Luis Silva

VICE PRESIDENTE COMERCIAL

AT&T

Los cambios que hemos vivido a nivel laboral en el 2020 han modificado las relaciones de los colaboradores y las empresas. El día de hoy nos encontramos en un ambiente distinto y en todo momento alertas a las cosas que están haciendo nuestras empresas. En situaciones fuera de lo normal como lo son terremotos, huracanes o una pandemia, descubrimos lo mejor de nosotros mismos. La humanidad es más humana en tiempos de crisis, y a la vez reflexionamos si trabajamos para la empresa adecuada con valores y principios acorde con uno mismo.

Correspondencia mutua entre las empresas y sus colaboradores crean la base del concepto del valor de la reciprocidad. Esta es una de las fuerzas de equilibrio más grandes que genera un ganar, ganar. La pregunta es, ¿Cómo funciona este valor de reciprocidad en el mundo laboral, y ahora en medio de una pandemia? No es tan sencillo como pensar en devengar un sueldo después de proveer un servicio. Esto es mucho más profundo porque tiene que ver más con los valores, la misión y la visión de la empresa. Más allá de la relación que un colaborador tenga contractualmente con una empresa, hay una serie de principios que se tienen que tener en cuenta para que esta persona realmente tenga la playera puesta, como lo dirían en el argot futbolístico. Estamos hablando de una fuerza de equilibrio de restitución.

Las empresas estamos buscando una forma de concernir en el individuo que trabaja para nosotros valorando aquellas cosas fuera de lo ordinario, que son importantes para los empleados. Cuando la marca refleja esos valores que hacen que la persona se enorgullezca de pertenecer al plantel y a la vez ser solidario de esa causa, se crea una reciprocidad que tiene un efecto multiplicador. En esos momentos al conectarse por algo en común que refleja más allá de esa relación empresa y colaborador, se obtiene un cambio cultural que genera un compromiso bipartito. Este es el comienzo de los enlaces que todos queremos tener en una entidad, en esta se forjan eslabones de colaboradores, clientes, comunidad y empresa.

La causa que en todos los casos tiene que ver con los productos y servicios que presta la empresa, tiene que ser real. Las empresas no pueden fingir esto porque el efecto multiplicador puede convertirse en un detractor al mismo nivel. Los colaboradores hoy en día buscan algo más allá de la seguridad que genera un trabajo, y las empresas con misiones y visiones sólidas son las que se llevan a ese talento comprometido. Para todos aquellos lideres que se sientan con papel y lápiz a escribir los valores de la empresa, piensen por un minuto en la reciprocidad. ¿Cuál es realmente la causa que los va a unir a todos?

Resumir esto en la visión y la misión de la empresa es complejo, y realmente tiene que ser aspiracional con metas y escalones que generen cumplimientos para así construir algo palpable para sus equipos. La reciprocidad no es una herramienta, es la causa/efecto del desarrollo de una cultura organizacional. La reciprocidad es uno de los pilares de esa cultura y se ve reflejada en la dedicación y el esfuerzo que traen todos los días los colaboradores. El orgullo de ser parte de esa empresa es la raíz de una un lugar de trabajo exitoso en el que los colaboradores se sienten estimulados a dar su mejor rendimiento. A cambio, la empresa demuestra a través del día a día cómo vive sus valores reconociendo los méritos y el esfuerzo de todos en su misión y visión.


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