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Por: Enrique González Haas

PRESIDENTE Y DIRECTOR GENERAL PARA MÉXICO Y CENTRO AMÉRICA

SCHNEIDER ELECTRIC

Nadie imaginó lo retador e incierto que sería este año; son tiempos difíciles, pero también es una oportunidad para que las personas y las empresas demostremos nuestros valores y nuestro compromiso con la humanidad y con el planeta para salir adelante del profundo impacto humanitario y económico que ha dejado la pandemia causada por el COVID-19.

Valores, compromiso, creencias y propósito son algunas de las bases de la cultura empresarial en compañías que se preocupan y se ocupan no sólo del bienestar de su gente, sino también del bienestar de todas las comunidades que los rodean y del impacto que sus acciones tienen en el planeta. De hecho, así es como surgen muchas de las iniciativas de Responsabilidad Social y hoy más que nunca, dichas acciones son las que nos ayudarán en el futuro inmediato.

Yo he trabajado en Schneider Electric por más de 40 años y el tener tanto tiempo en la compañía no se debe sólo al hecho de haber empezado muy joven en ella y haber forjado una carrera ahí. En gran medida es porque, desde el inicio, me quedó claro que es una empresa con una profunda cultura empresarial y con grandes compromisos de sostenibilidad que han influido en mi vida profesional y personal.

La sostenibilidad significa poder asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de futuras generaciones. Antes era considerada sólo una inversión, pero hoy, es un compromiso que afecta no sólo al futuro del planeta, sino también al futuro éxito empresarial.

Las tecnologías de hoy -como la Internet de las Cosas- que permiten a una empresa ser más sostenible, son las mismas que la hacen más productiva, más segura, más resistente y eficiente en sus operaciones. El análisis de datos a partir de la tecnología nos permite tener un mayor control de los costos operacionales e identificar las áreas de mejora en cuanto a eficiencia energética. Y es que la sostenibilidad es el futuro de todas las empresas y de todas las sociedades.

Las empresas que se centran en los beneficios a corto plazo a expensas de la sostenibilidad simplemente no sobrevivirán. La sostenibilidad debe ser el objetivo final de cualquier empresa y una pieza medular en su cultura empresarial; y eso significa que sostenibilidad y estrategia deben estar en armonía y sinergia. Además, los costos de la inacción pueden sumamente elevados y contundentes: si la sostenibilidad no forma parte de la estrategia actual de una empresa, ésta puede perder su ventaja competitiva en el mercado. A modo de ejemplo, algunas compañías que operan con una verdadera visión de futuro y que apuestan por la sostenibilidad han ido superando desde a las que no lo hacían. Hoy, el costo de ser “verde” puede ser sustancialmente menor que el de alternativas no sostenibles y es una oportunidad para mitigar los riesgos financieros ante el cambio climático. Ante nosotros tenemos una gran oportunidad: para la economía, para la salud de nuestras ciudades y negocios, para el mundo en su conjunto, pero sobre todo, para las nuevas generaciones que están demandando vivir en un mundo mejor.

Justo en estas semanas, ante el aislamiento preventivo para reducir el contagio de COVID-19 que se ha implementado en prácticamente todos los rincones del mundo, hemos sido testigos de como la naturaleza ha recuperado espacios ocupados generalmente por el ser humano, lo que sin duda nos deja un importante mensaje a todos los habitantes del planeta: en nuestras manos está -como empresas y como individuosel hacer cuanto nos sea posible para combatir la amenaza climática y de integrar ese propósito en la cultura empresarial de las organizaciones a las que pertenecemos.

Como hace algún tiempo dijo nuestro CEO, Jean Pascal Tricoire:“En lo que se refiere al cambio climático, no podemos ser ni pesimistas ni optimistas, debemos ser activistas”.

La última COP25 de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejó en claro que nunca ha habido un mayor reconocimiento de que “actuar ahora” se ha convertido en un imperativo global para ayudar a proteger nuestro mundo y su gente.

Un enfoque inclusivo de múltiples partes interesadas es vital para unir al gobierno, las empresas, la tecnología, la academia y la sociedad civil. Dentro de esto, las corporaciones tienen un papel fundamental que desempeñar con un enfoque holístico que reconozca las fuertes inter-relaciones entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y que refleje una comprensión de todos los impactos sociales que puede tener una empresa junto con las oportunidades para marcar la diferencia.

La acción climática y un compromiso general con la sostenibilidad deben integrarse en la estrategia corporativa, dar forma a las propuestas de valor y el desarrollo, permear, así como la aplicación de tecnologías emergentes, utilizando la contabilidad de la huella ecológica como punto de referencia. Este es un objetivo compartido que debe permearse en todos los niveles de la organización y ser vivido por cada uno de sus integrantes.

La sostenibilidad se trata de nuestras relaciones con los clientes, con nuestros proveedores, con nuestros accionistas, con inversionistas, sociedad civil, empleados y el mundo en general, y empieza desde nuestros colaboradores. Para las nuevas generaciones, la sostenibilidad es mucho más importante en su toma de decisiones y para las empresas es muy importante poder retener el talento en un mundo globalizado y satisfacer a los consumidores cada vez más exigentes. Las soluciones para la sostenibilidad ya están al alcance de todos, contamos con las herramientas y ahora tenemos que hacer lo necesario para aprovechar la oportunidad que tenemos enfrente. Como empresas podemos decir que no nos conformaremos con un mundo más sostenible, aspiramos a crear economías sólidas, conectadas y duraderas que estén preparadas para los retos futuros.


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