Por: Diego Romero Velasco
Presidente Ejecutivo
CORPORATIVO BMF
“Ninguno de nosotros es tan bueno solo, como todos juntos”
El líder nace, no se hace. El liderazgo es una vocación que se tiene de nacimiento y se lleva intrínsecamente, no se puede intentar fingir ser líder, el liderazgo se lleva por naturaleza.
Hay personas que pretenden ser líderes, sin embargo, solo llegan a ser “jefes” por las circunstancias que los llevan a esa posición. Ahora bien, el líder llega a dicho encargo de forma natural, asumiendo su rol con determinación, responsabilidad y, sobre todo, con entrega y ejemplo.
Dicen que las palabras jalan, pero el testimonio arrastra y es muy cierto. Los líderes debemos poner el ejemplo en todos los aspectos y facetas de nuestra vida, sean personales o profesionales, no se es líder en un momento y se deja de ser en otro, se es o no se es.
Si se es, se predica con el ejemplo, se echa al hombro a su equipo de trabajo y se lanza al frente en la batalla.
El líder es dueño de sí mismo, contagia a sus compañeros con su ímpetu, su entrega y con su valentía al tomar decisiones, un líder no puede quedar jamás ajeno a decidir, podrá equivocarse, pero nunca quedará en la indefinición y, además, si se equivoca, afronta las consecuencias de sus decisiones, sean cuales sean.
El liderazgo es un privilegio, que debe ser utilizado para el bien común, no personal, el líder debe de saber servir, “el que no vive para servir no sirve para vivir”, el líder debe de haber obedecido para entonces poder mandar y dirigir.
No hay liderazgo sin sacrificio, para llegar a dicha posición, se debe de haber transitado antes por diversas situaciones complejas y haber dejado de lado muchas comodidades para perseguir el éxito en la encomienda que cada líder haya decidido emprender, no conozco a un solo empresario que haya llegado hasta una posición de privilegio sin haber realizado esfuerzo alguno, incluso hasta los que heredan de su familia dicho papel, siempre tienen la meta muy alta para superar lo logrado por sus antecesores.
No hay una fórmula única para el éxito, cada quien la puede narrar de forma distinta de acuerdo a sus vivencias, sin embargo, en la que todos estamos de acuerdo, sería en la voluntad, disciplina, determinación, tenacidad, perseverancia, persistencia y sobre todo la resiliencia, que tanto se escucha en estos tiempos complicados que nos está tocando vivir, todas esas virtudes y cualidades las tiene un líder nato, que es reconocido así por su equipo de trabajo y colaboradores.
Con base a lo anterior, un líder no pregona que lo es, al contrario, no tiene esa necesidad, al líder se le detecta y reconoce a metros de distancia, por su personalidad, su aplomo, así como la seguridad y confianza que le genera a la gente.
Una cuestión clave para distinguir a un líder es que sabe hacer equipo, se preocupa por los suyos, no lleva a trabajar a sus amigos, sino que crea vínculos de amistad con sus colaboradores y esto lo hace de forma genuina, con el único interés de que exista un crecimiento en su equipo de trabajo y que cada día tengan mejores condiciones, circunstancias y oportunidades.
Una de las personas que más me ha marcado en mi vida personal fue un profesor de fútbol que tuve en mi colegio, un líder nato que basaba su filosofía del éxito en la exigencia máxima, el trabajo diario, la disciplina, pero, sobre todo, en el trabajo en equipo, él me enseñó las siguientes frases, “ninguno de nosotros es tan bueno solo, como todos juntos” y “la unión hace la fuerza”. El resultado de dicho aprendizaje en aquel momento fueron cuatro campeonatos nacionales y para mi vida personal y profesional, que no somos autosuficientes los seres humanos necesitamos de todos y en la medida en que lo entendamos y apliquemos, creceremos.
Un verdadero líder hace que su gente lo respete, no que le tema, el respeto se gana con acciones y con hechos, no con palabras, no prometiendo, sino cumpliendo.
El líder por naturaleza ha tenido que hacer muchos sacrificios en su vida, en mi caso en particular, empecé a litigar a los veinte años de edad, aún estudiando la carrera de derecho, decidí desde el primer momento dedicarme de lleno a mi profesión, sabiendo de antemano que tendría que dejar de lado la vida de un joven de esa edad, privándome de viajes y eventos, pero con la firme intención de crecer y llegar a ser el abogado que mis clientes necesitan.
Durante el desenvolvimiento que he tenido en mi profesión, otro ejemplo de líder muy claro, fue mi primer cliente, que ha sido mi mentor en mi vida profesional, él ha dirigido por muchos años la empresa líder en su rubro y me enseñó que no existen límites en cuanto al crecimiento en el trabajo, me ha dado la oportunidad de litigar en todo México y el extranjero, de conocer distintas formas de pensar, de relacionarme con la gente de prestigio, de cultivar mi conocimiento, de adquirir mucha experiencia, todo ello lo hizo con el único afán de que yo creciera, sabiendo que el día de mañana iba a tener al abogado y amigo que él necesitaría.
Otra de las virtudes que debe de tener el líder es la generosidad, el ser compartido, noble, de buen corazón, magnánimo, no quererlo todo para él en los negocios, saber compartir con sus colaboradores, ser justo.
La vida me ha enseñado que entre más compartas, más recibes, este punto forma parte del trabajo en equipo, que es tenerlos contentos y satisfechos a todos, que el que trabaje y haga bien las cosas, sepa que va a recibir una remuneración justa y que con ella viene el crecimiento en todo sentido, no nada más en el aspecto económico, sino en la proyección tanto personal, como profesional.
El principal cliente para el líder es su propio equipo, a ellos se debe, él es por ellos, no ellos por él, sin equipo no hay líder, por lo mismo debe confiar en su personal, debe saber delegar con una supervisión continua y cuando surja algún problema o inconveniente, asumir la responsabilidad que le corresponde frente a quien sea.
Así mismo, defender por sobre todo a los integrantes de su equipo, nadie está por encima del equipo, como dice el juez por su casa empieza y si la maquinaria funciona bien, todo irá bien.
Una de las claves para el éxito de un líder es mantener el equilibrio, cuestión sumamente complicada cuando se llegan a cumplir metas en la vida personal y profesional. Hay ocasiones en que se logra todo lo que se propone y el único adversario real, es el mismo líder, es por ello que como lo mencionó en líneas anteriores, el líder debe ser dueño de sí mismo, ya que, de lo contrario no podrá solventar todas las encomiendas y objetivos que se ha trazado.
Algo que define a los líderes, es su personalidad, donde se paran imponen, no pasan desapercibidos, al contrario, incluso no queriendo ser protagonistas en algunos foros, se dan a notar aún sin pretenderlo, esa es la clave, tratar de pasar desapercibidos cuando no es necesario brillar y aun así la gente los reconoce.
El líder tiene carisma, es creativo, logra lo que se propone, cueste lo que cueste, antes que nada, tiene muy claro que a lo que se compromete lo tiene que lograr, con él es blanco o negro, no hay medias tintas, es una persona entregada y que le apasiona lo que hace, posee una audacia única y, sobre todo, es feliz haciendo lo que le toca, tiene una verdadera vocación de liderazgo y cuando se da cuenta de ello, siente la responsabilidad de llevar a buen puerto su encargo.
Como conclusión a estas líneas en las que amablemente se me permitió participar, quiero señalar que no importa cuántos sacrificios tenga que realizar un líder para llegar a su objetivo. Todo vale la pena, es un aprendizaje constante, que nunca termina, es lo único que continuamos haciendo siempre hasta que dejamos este mundo, aprender.
Después de los sacrificios viene la recompensa, una vez que se siembra, se cosecha.
Muchas felicidades a todos los líderes que escribieron en esta edición 2021, mi reconocimiento para todos ellos, un fuerte abrazo y enhorabuena.