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Por: Santiago Rodríguez Robles

Fundador y Director General

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“Emprender e intentarlo es para unos cuantos. Soñar y soñar es para todos.”

Ante todo, quisiera decirles que doy mi opinión con toda humildad. Después de 12 años de emprender, cuando me dieron a elegir este tema, pensé en lo rápido que pasa el tiempo y en cómo nunca dejas de aprender ni de renovar estrategias tanto en tu negocio como en tu propia vida.

Emprender es una aventura

Emprender, sin duda, es una aventura que nunca acaba, así como una responsabilidad en relación con tus empleados y tu negocio.

La aventura empieza cuando llevas a la realidad la ilusión, la emoción, la esperanza y, sobre todo, las ganas de realizar un sueño o aquello a lo que aspiras. Le das un tiempo determinado a la estrategia inicial y, posteriormente, la refórmulas conforme a los resultados obtenidos. Pienso que un año es más que suficiente para saber si esa estrategia está funcionando o no. La base de todo negocio es el equipo de trabajo de tu organización.

Una de las características que se debe tener al emprender es ese feeling que te permite identificar las cualidades de cada empleado y, desde un inicio, la frialdad para saber si funciona o no el equipo.

Las cualidades de las que hablo son las siguientes: 1. Lealtad: no me refiero al aspecto emocional, sino a saber si esta cualidad se refleja en su trabajo día a día y en las ganas de salir adelante para que el negocio crezca junto con ellos. 2. Talento: si realmente cumple con el perfil necesario para el puesto que ocupa, de modo que realice las funciones que se requieren. 3. Compromiso: personas que tengan iniciativa y que sean propositivas. Sobre todo, personas cuyo trabajo se mida por su eficacia y no por el tiempo que invierten en él. 4. Humildad: es importante ser consciente de que, cuando el negocio empiece a tener éxito, no se pierda el piso. Hay que reconocer que el éxito puede ser momentáneo, que es necesario emprender con base en los aciertos y continuar por ese camino, pero también identificar los errores actuales para corregirlos y seguir teniendo éxitos.

Los emprendedores también debemos desarrollar esas cualidades porque, antes de obtener lo que deseamos, probablemente tendremos muchos tropiezos. La gran ironía y uno de los principales errores es creer que el éxito siempre estará ahí.

No quiero sonar negativo, pero pienso que uno de los grandes aprendizajes de esto es que nunca imaginamos vivir una pandemia que paralizara al mundo y los negocios. En momentos como este es cuando te das cuenta de qué están hechos tu equipo y tú; qué están dispuestos a hacer para alcanzar sus metas, reinventando o ajustando a toda la organización por un bien común.

Socios y operador

Una parte fundamental son las aportaciones de los diferentes tipos de socio que puedes tener. Sin duda, el capital es importante, pero es más valioso el socio que brinda trabajo y relaciones, aquel que está contigo en las buenas y en las malas.

El director general o el operador del negocio es el que tiene la mayor carga de responsabilidad; se genera un efecto sándwich, porque está en medio de los accionistas y los empleados. Debes tener mucha paciencia para sobrellevar la presión en tiempos difíciles. Por eso, desde que comienza el negocio, lo más sano es hablar con los accionistas y dar una opción de salida a ambas partes. Esto no debe tomarse a la ligera; que las reglas sean claras desde el principio te da certidumbre en los tiempos difíciles respecto a los riesgos que, desde un inicio, están tomando todos los involucrados.

Al final, te darás cuenta de que tener buenos socios y un buen equipo de trabajo te da una gran fortaleza durante las épocas difíciles.

Primeros clientes: clave para tener futuros clientes

Que tus primeros clientes queden satisfechos con lo que les ofreces es indispensable para que tu trabajo adquiera credibilidad y, entonces, puedas conseguir más clientes. A la par, es fundamental siempre ser leal con ellos y brindarles un servicio impecable.

Tu equipo debe entender cuáles son los clientes que tienen un peso significativo para el futuro de la organización, no necesariamente en términos de facturación, sino de su potencial para el desarrollo del negocio.

Reformular productos y servicios

En todo momento, debes tener la flexibilidad para hacer cambios. El core de tu negocio debe ser buscar siempre nuevas oportunidades y sumar o restar productos y servicios. Tus acciones deben estar enfocadas en la rentabilidad de tu negocio y en la posible inversión en un área nueva que sepas que la industria está solicitando.

Confianza en tu negocio

Sé que puede sonar un poco cursi, pero la realidad es que la confianza en ti mismo y en tu negocio siempre será clave para seguir adelante, porque muchas veces te darán ganas de tirar la toalla, aspirar a un ingreso seguro, dejar de depender de los ingresos de tus clientes, reducir la carga de responsabilidad laboral, dejar de preocuparte por los impuestos, los compromisos, la falta de flujo de efectivo, los préstamos bancarios y muchas cosas que vienen en el paquete de tener tu propio negocio y emprender.

Tener el valor de hacer todo esto es solo para unos cuantos, y nunca lo va a entender quien no lo haya vivido en carne propia, porque esas responsabilidades nunca desaparecen. Tienes que tener la cabeza fría y confiar en aquello a lo que le estás apostando. Debes ser racional, pero a la vez tener mucha, pero mucha inteligencia emocional; todo eso es clave para aguantar la presión a la que se ve sujeto un empresario, y también es necesario no descuidar las responsabilidades.


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