Por: Abraham Bleier Finkelstein
DIRECTOR GENERAL
GARABATOS
¿Por qué existe la palabra resiliencia? Porque la vida, el mundo, los negocios y todo lo que nos rodea está vivo y se mueve… cambia constantemente. Claro, que una vez que encontramos nuestro equilibrio y entramos en nuestra maravillosa y cómoda “área de confort”, no quisiéramos que nada se moviera, que nada cambiara. Pero les tengo noticias, eso no va a pasar, así es que más nos vale estar preparados y enfrentar con una actitud positiva lo que la vida nos ponga enfrente.
La vida tiene de todo: momentos buenos, momentos difíciles, situaciones que podemos cambiar y otras que llegan sin avisar y nos toman mal parados; ocasiones para las cuales creemos estar preparados, pero se presentan ante nosotros de formas y tamaños que no hemos considerado. En fin, podría enunciar miles de ejemplos y aún así no terminaría, esa es la vida, un cambio constante, una puerta giratoria que no para.
A pesar de ello, creo que podemos prepararnos de raíz. Les comparto lo que a mí me ha funcionado.
Abrir nuestra mente
Este sería el principio para afrontar lo que la vida nos depara día a día. Un ejemplo claro, es ver oportunidades en donde los demás ven problemas. La frase “pensar fuera de la caja”, nos ayudará a repensar las estrategias, formulas, procesos y demás. Lo que antes funciono, no necesariamente funcionará en el futuro.
Estos días he escuchado una frase que me retiembla en la cabeza y se las quisiera compartir: “En tiempos de crisis unos lloran y otros venden pañuelos.”
Actitud
La crisis que vivimos hoy en día nos parece una obra de ficción, sin embargo, al revisar la historia vemos que no es la primera vez que sucede. Las crisis son recurrentes, lo que cambia es su forma y tamaño.
Mientras vivimos la crisis nos llenamos de negatividad, algo normal en el ser humano. Avanzamos por un camino que pinta obscuro… muy obscuro. A pesar de ello, me parece que mantenernos negativos es una decisión. Estoy convencido de que aún en tiempos de crisis debemos mantenernos positivos y no dejarnos llevar por el miedo y la incertidumbre.
Enfrentar, con una actitud positiva, aquello que se nos presenta, es algo que si está en nuestras manos. Cambiarla no. Justamente ahí se encuentra el desafío más grande, en adaptarnos e influir en aquello que si depende de nosotros.
Buda decía que el dolor es genuino, natural, legítimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo y arriesgando cada día un poco. Cuando nos abrimos a la vida, nos puede llegar el dolor en cualquier momento. Por tanto, el dolor está presente en nuestra vida lo queramos o no. El sufrimiento en cambio, es una elección. Incluso a veces es una posición de vida. Una manera de mostrarse ante los demás. El sufrimiento puede durar toda la vida, aunque el hecho que lo provoco ya haya pasado.
De ahí la frase: “El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”.
Caminar por la vida lo más ligero posible
Las diferencias entre un elefante y una gacela son enormes. Podríamos hablar de su peso, de sus habilidades, de su fuerza, etcétera. Todo eso lo podríamos equiparar a nuestros negocios, a nuestra vida. En la medida en que cargamos más peso del que deberíamos, en que arrastramos lastres que nos hacen caminar más lento, en que acumulamos y acumulamos cosas por miedos o por protección, está aquello que nos estorba, aquello que deberíamos soltar. Hay situaciones, como en esta pandemia, en las cuales tal diferencia puede estar en tomar decisiones rápidas para subsistir o morir en el intento.
En tiempos del COVID-19, en negocios como los restaurantes y los hoteles en que los ingresos bajaron a cero y los gastos continúan a una velocidad que no podemos controlar, son el ejemplo perfecto para darnos cuenta de que reaccionar ágilmente puede hacer una gran diferencia.
Me gustaría compartirles algunas frases que hablan sobre la resiliencia:
- No eres lo que logras, eres lo que superas
- La misma agua que endurece el huevo, ablanda la papa
- Nada dura para siempre, ni el dolor ni la alegría
- En dos palabras puedo resumir lo más importante que he aprendido en la vida “ sigue adelante”
- Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios
- Una persona resiliente comprende que es el arquitecto de su propio destino
- Si me caí es porque estaba caminando, y caminar vale la pena aunque te caigas
- Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita
- Cuando todo parezca ir en contra de ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él
- La mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos
- El fracaso no es caer, sino negarse a levantarse
- La vida no se hace más fácil o indulgente, nosotros nos hacemos más fuertes y resilientes
- El coraje es resistencia al miedo, control del miedo; no ausencia de miedo
- Ser desafiado en la vida es inevitable, ser derrotado es opcional
- Toda crisis tiene 3 cosas: una solución, una fecha de caducidad y una enseñanza para la vida
Hace años, una persona enfrentó una tragedia en su familia. Acudí a su casa y mientras le daba el pésame, un rabino comenzó a hablar. Lo primero que pasó por mi mente fue, no creo que haya palabras que puedan consolar a la familia tras una tragedia como esta. ¿Qué les va a decir? Para mi sorpresa, aprendí algo que me ha acompañado por los años y me ha dejado un aprendizaje enorme.
Les explicó que en la vida, ante situaciones tan severas y fuera de tu control, hay dos preguntas por hacerse: una ¿POR QUÉ? y otra ¿PARA QUÉ? La primera es prerrogativa del ser supremo en el que cada uno crea y confié; la segunda es nuestra.
Si tenemos voluntad y calma, seguramente podremos tomar acciones que nos demuestren que las cosas suceden por algo, aunque no siempre entendamos el por qué.